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El sábado iba caminando por la calle y me llama Denisse muy afectada por la muerte de Amy Winehouse. La noticia me impactó bastante. No era que me pareciera imposible, o inesperado, pero de cierta forma, uno nunca espera que ciertas cosas pasen, aunque sepa que sí ocurrirán. Es que la muerte de Amy era perfectamente evitable.
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Me explico: cuando me dicen que alguien tiene una enfermedad incurable, que han hecho todo lo posible: medicamentos, tratamientos y cirugías y nada funciona, de cierta forma sé que esa persona prontamente fallecerá y cuando ocurre, no me llama la atención y dependiendo de la cercanía y edad del fallecido, sumado a la familia que deja , me da más o menos pena.
Pero cuando se muere alguien de una causa que era perfectamente evitable, me da rabia. No soy quien para criticar el dolor de una madre, pero cuando supe que la de Amy Winehouse dijo que “esto se veía venir” quedé más impactada que con la noticia de la muerte.
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En serio, no entiendo. Si me fuera por los caminos que no me llevan a ninguna parte, o sea, los de la droga, mi familia hubiera intervenido. De todas maneras. Si bien soy mayor de edad, sé de casos cercanos que cuando alguien, sistemáticamente toma malas decisiones de dañan su organismo y su vida, lo agarran de una oreja y lo mandan a rehabilitación o lo internan en una clínica psiquiátrica.
¿De qué año es Rehab? ¿2006? O sea, hace más de cinco años que Amy estaba hablando de que la querían mandar a rehabilitación pero que ella dijo “no”. Más específicamente “No, no, no” como Pedro, negó 3 veces. O sea, hace cinco años que alguien debió hacer algo. Pero no hacer algo como hablar con ella, o aconsejarla. No. Hace cinco años que alguien en su círculo cercano debería haber tomado las riendas del asunto y haberle pedido a un juez que la declarara interdicta, o como sea que funcione la ley inglesa. Alguna forma tiene que haber.
Es que en serio, como ni sus papás, ni un hermano, abuelo, tío o primo… ¿como NADIE la ayudó? Claro, podrán decirme que un drogadicto que no quiere ser ayudado no podrá nunca dejar su vicio. Pero… ¿Nadie?¿Nadie de nadie? ¿Cómo puede ser que existan personas tan, pero tan solas?
Entendería más si se tratara de una persona que no tuviera dinero; los tratamientos de rehabilitación son carísimos. Hasta me cuesta escribir de lo pasmada que me tiene esta situación.
No sé si es una cosa chilena de formación familiar, que acá las familias son unidas, metetes, pegotes y desagradables, pero no sé, como que me da la impresión de que esto no ocurriría tanto acá. Cuando le dije a mi pololo “pero cómo no iba a tener ningún pariente” “Es que allá es distinto, las familias no son como acá”
Me da pena, rabia, impotencia que en el mundo existan personas tan solas. He tenido amigas que son depresivas, con las que he tratado de conversar mil y una vez, y que siguen en su misma onda y no quieren cambiar. Pero sé que esas amigas tienen familias, que no las dejarían solas ni por si acaso.
Cuando leí que una escritora argentina ya mayor, definió la familia como “un inconveniente” me dio un poco de risa y entendí que sí, que podía ser. A veces la familia es un inconveniente, porque te huevean. Pero si por hueviarme, me van a salvar la vida, adelante, hueveen. Ojalá hubieran hueviado más a Amy Winehouse.
Les dejo una galería. Busqué fotos que me mostraran a una Amy feliz; tranquila, alegre, fresca y no hecha mierda. Ojalá siempre la hubieramos visto así.