Más de alguna vez me he preguntado si la construcción de más y más centrales eléctricas en Chile es realmente indispensable, si nuestro país “se va a quedar a medias”, como dice el comercial de Hidroaysén, y siempre había sospechado que no. Mi sospecha se basaba principalmente en que la empresa privada, al hacer inversiones, no está pensando más que en cuánto dinero invierte y cuánto dinero gana, y además son especialistas en inventar necesidades (como las bebidas gaseosas o los “libros de lujo”).
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Mi sospecha la confirmó el ingeniero Roberto Román, Vicepresidente de la International Solar Energy Society, y Stephen Hall, Presidente de Energía Sustentable Internacional, quienes dieron a conocer una investigación en la que aseguran que la construcción de Hidroaysén no es para nada indispensable en el desarrollo energético de Chile.
Según dicen en el estudio, la crisis que de la que se habla desde el gobierno y la empresa privada es simplemente un mito, ya que desde hace 11 años que la tendencia en el consumo de energía va a la baja, y los proyectos aprobados superan largamente las necesidades del país. Con el crecimiento de un 5.8% anual, sólo serían necesarias la mitad de las termoeléctricas aprobadas y por construir, y completamente innecesaria la construcción de las represas en la Patagonia.
Roberto Román dijo a los medios que las energías renovables están entrando como una posibilidad competitiva, tanto la eólica, como la geotérmica y la biomasa, pero que no se realizan los proyectos porque los grandes empresarios de la energía prefieren invertir en la termoeléctrica, que es más barata, y que traspasa los costos ambientales a los usuarios y vecinos de las industrias.
Por su lado, el diputado Enrique Accorsi ha afirmado que son los ciudadanos los que tienen que decidir qué tipo de energía quieren, y que estas decisiones las está tomando la empresa privada, que define también cuál es la matriz energética del país.