Tanto por el efecto de las hollywoodenses películas basadas en el fin del mundo, de la literatura de ciencia ficción, de la amenaza del cambio climático, el apocalípsis cristiano y/o el manejo de la información que hacen los medios de comunicación, la sociedad tiene una relación especial ante los fenómenos naturales “catastróficos”.
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Destaco en cursivas catastróficos, porque a ratos me enfrento con ideas del tipo “la Tierra se está destruyendo”, “nos está pasando la cuenta y quiere resetearse”.
La primera de las ideas tiene un sesgo totalmente antropocéntrico, dado que la Tierra tiene una serie de procesos naturales que van a ocurrir sí o sí. Es catastrófico sólo para nosotros. Y si ha aumentado el grado de daño sobre componentes naturales ha sido por nuestra intervención. No hay que olvidar que la evolución (natural) se “nutre” de pequeñas perturbaciones constantes, acompañadas de otras perturbaciones mayores menos frecuentes.
La segunda idea (asociada a la teoría de Gaia) incorpora la culpa, tan propia de nuestra cultura judeo-cristiana, la cual, si no tiene acciones que la enfrenten no genera nada positivo.
La naturaleza tiene sus ciclos, tiene escasa uniformidad en el mediano y largo plazo. Perturbaciones masivas ha habido siempre, lo que han cambiado son las consecuencias sobre las comunidades humanas, porque planificamos mal, no aprendemos tantos de los errores del pasado …somos brutos!. Un ejemplo: ¿sabía ud. que en Chile la zonificación de áreas sujetas a Tsunamis no es vinculante, es decir, es obviable en la planificación urbana? Para qué recordar el relajo en la aplicación de las normas con el tiempo, la poca voluntad para invertir en una red de sismógrafos o de monitoreo de volcanes (y los sismos y erupciones volcánicas son frecuentes). Qué decir de la pobre institucionalidad chilena de prevención y respuesta ante emergencias. Hay más culpa que acción. Y de la mano a eso hay ignorancia. Y no faltan los sabiondos-opinólogos alarmistas que denuncian que la seguidilla de terremotos es un mensaje apocalíptico.
Datos de la USGS muestran que desde el año 1900 a la fecha ocurre, en promedio, un terremoto de 8 o más grados de magnitud cada año. El 2007 fueron cuatro! Terremotos como el de Haití hay 15 al año. Sismos del grado del último de Nueva Zelandia?: 134. Cómo es que eso no es tan comentado?
No digo que no sea para alarmarse, sino que no hay que ser tan antropocentrista (no es que la Tierra le esté respondiendo “al hombre”), tan alarmista (es harto poco probable que el mundo desaparezca de golpe y porrazo) ni tan ingenuo (hay que mirar los datos).
Lo que si me parece grave es que no se haga mucho por adaptarnos mejor a los fenómenos naturales “catastróficos”, que van a ocurrir sí o sí cada cierto tiempo. Tomémonos más en serio nuestra relación con la naturaleza. Por favor.