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La realidad detrás de los crueles tratamientos psiquiátricos en “Ratched”

La serie “Ratched” sigue dando mucho de qué hablar

Debido a que la serie es una precuela de la cinta, muchos se preguntan si en próximas temporadas llegará a conectarse con el thriller. Aunque Sarah Paulson, la protagonista de la historia ha confirmado que esto es posible. Instagram

La nueva serie de Ryan Murphy (American Horror Story) se ha convertido en una de las favoritas del momento en Netflix. Y no es para menos si la actuación estelar de Sarah Paulson como la siniestra enfermera Mildred Ratched ha sido razón para mantenernos al filo del asiento en cada episodio.

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Murphy combina a la perfección el estilo de American Horror Story con un poco de Alfred Hitchcock y una estética que nos recuerda a Wes Anderson.

La historia está basada en la novela de 1962, escrita por Kesey: One Flew Over the Cuckoo’s Nest., así como en las adaptaciones cinematográficas posteriores para formar su propia interpretación del origen de Ratched.

Detrás de cada elemento hay una historia que vale la pena contar pero si algo ha llamado la atención ha sido el tema de las enfermedades mentales y los crueles procedimientos a los que recurren en el hospital de Lucía para sus pacientes.

Las lobotomías, un procedimiento rudimentario

La Ratched de Kesey es conocida por realizar lobotomías para calmar a los pacientes problemáticos, además de que era un método que le daba poder sobre el personaje de Randle McMurphy. En la serie, Mildred se fascina ante los conocimientos del doctor Richard Hanover sobre la lobotomía e incluso llega a practicar una a sangre fría. ¿Qué tanto se llevaban a cabo en la vida real?

Las lobotomías eran muy frecuentes entre las décadas de 1950 y 1960. Algunos expertos lo consideraron como una forma primitiva y bárbara de tratar a las personas pues se utilizaban taladros y picahielos para literalmente abrirse camino en el cráneo de los pacientes.

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RATCHED

En su forma más básica, una lobotomía era un procedimiento que cortaba la conexión en el lóbulo prefrontal del cerebro y se usaba como tratamiento para la esquizofrenia y la depresión maníaca (ahora más comúnmente conocido como trastorno bipolar).

El profesor de la Universidad de Nueva York, el doctor Barron Lerner, comparó las lobotomías con «dañar el tejido cerebral para solucionar otros comportamientos problemáticos». En la novela, el autor lo describe como una «castración del lóbulo frontal». El procedimiento dejaba a los pacientes como un maniquí de aparador con la mirada perdida y triste.

En la serie de Netflix, el doctor Hanover lleva a cabo el procedimiento en un teatro abierto, con la prensa y el gobernador presentes. Al principio, intenta el procedimiento con un taladro, pero después de fuertes reacciones y la pérdida de sangre de su paciente, Hanover opta por la técnica más «sofisticada» de insertar un picahielo con un martillo en la parte superior de la cuenca del ojo.

La hidroterapia para ‘trastornos’ vagos

El tercer episodio de Ratched de Netflix, el doctor Hanover ordena enviar a una paciente a la hidroterapia para «sanar» sus tendencias homosexuales.

En la escena, se ve cómo colocan a la paciente en una bañera grande llena de agua tibia, para después sellarla y elevar la temperatura. El agua se calienta cada vez más y el paciente tiene que soportar temperaturas cercanas al punto de ebullición.

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Ratched
La serie de Ratched, se enfoca en la vida de Mildred Ratched, una enfermera en un hospital psiquiatrico.

Después de sumergirlo durante unos minutos, la paciente se transfiere a un baño diferente que se ha llenado con hielo y agua. El sufrimiento es tal que la paciente jura no volver a involucrarse en esos actos homosexuales, en un intento por no volver a soportar el mismo tratamiento otra vez.

En la serie, este tratamiento fue más una especie de tortura pero en la vida real, se pensaba que era algo que funcionaría para curar una condición psicológica.

Los psicólogos de esa época creían que al sumergir a un paciente en agua tan fría que podría causar la muerte, el agua podría «matar» los pensamientos locos que causaron el trastorno. Otros creían que el uso de agua caliente y luego fría ayudaría a «impactar» la mente del paciente para volverlo a la cordura.

La hidroterapia se utilizó para tratar una serie de «dolencias», como que las mujeres no deseaban tener relaciones sexuales con sus maridos o la homosexualidad, que en la década de 1940 eran considerados «trastornos» de la mente.

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