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El ají: Las razones de su sabor picante y el porqué no debes tomar agua

¿Eres de los que consumen comida picante y tomas inmediatamente agua? Si tu respuesta es afirmativa, te invitamos a conocer más de este fruto favorito en las cocinas latinoamericanas y el porqué nunca debes tomar agua para aliviar el picor.

El ají es un producto originario de América del Sur y es un ingrediente típico de esta zona del planeta y que han adoptado otros países en su oferta culinaria.

El ají o chile está en variadas formas, colores y genera opiniones divididas en el mundo de la cocina. A algunos les encanta, mientras que otros prefieren alejarlo de sus platos por su particular sabor y ardor. Pero ¿Por qué pica el ají?

Según indica el medio Gizmodo, la respuesta está en la química. El ají tiene capsaicina, un compuesto orgánico producido por las semillas de las plantas del género Capsicum.

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Además de usarse en la cocina, la capsaicina se utiliza como analgésico, antioxidante e incluso en el gas lacrimógeno.

Cuando llevamos el ají a la boca, las moléculas de capsaicina se unen con los receptores TRPV1 de la lengua, encargados de detectar sustancias calientes. Los receptores envían la señal al cerebro y éste lo percibe como dolor.

La realidad es que el ají o el chile no producen daño en los tejidos, pero el cerebro está convencido de lo contrario y envía señales para que dejes de comerlo. Comienzan los primeros síntomas como la sudoración, comienzan a salir lágrimas, tu rostro se vuelve más rojizo y sientes calor en tu boca.

Si estás sufriendo ¡No tomes agua!

Si te atreves con el ají y te arrepientes de tu decisión, lo primero que se te ocurre es tomar algo fresco como el agua. Sin embargo, esto es un error garrafal ya que las moléculas de H2O son polares y la capsaicina, que tiene una cola de hidrocarburo, es compuesto apolar.

En palabras más simples, el agua y la capsaicina no se llevan bien y son como “polos opuestos”. Si bebes agua, sólo conseguirás esparcir el picor por toda la boca.

Pero no todo está perdido ya que pueden aliviar el sabor picante con un vaso de leche o una cucharada de helado, ya que éstos contienen caseína, una fosfoproteína que atrapa las moléculas de capsaicina y las disuelve en la boca.

Además, si ya no quieres sufrir más con este alimento, puedes consumirlos con mayor frecuencia. Aunque suene contradictorio,  los receptores TRPV1 pierden la sensibilidad cuando se utilizan con frecuencia.

Y tú ¿Te animas con esta última solución?

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