En estos tiempos de crisis tener un trabajo estable o que nos de cierta seguridad es una verdadera bendición sin embargo, la presión o el miedo de perderlo, muchas veces hace que no nos demos cuenta cuando este nos está consumiendo.
Es difícil de admitir que estás en un trabajo tóxico y mucho se debe a la cultura laboral que nos somete. Y es que cada vez que te quejas y te sientes al borde del colapso con la jornada diaria, una parte de ti sabe que no es normal y la otra que quizá sea porque no estás lo suficientemente comprometida, que eres la única con ese problema, que hay algo mal contigo o que «no es para tanto» y que «así son las cosas».
Eso es un problema porque sabes que no te sientes bien y lo estás normalizando.
Normalizar un ambiente laboral tóxico es lo que sigue alimentando el malestar generalizado del equipo. Los trabajadores descontentos son menos productivos, cometen más errores y es más probable que busquen empleo en otro lugar.
La tecnología y el trabajo a distancia en estos tiempos han acrecentado el problema. Y es que aún cuando tiene grandes ventajas, las jornadas pueden alargarse y ser más exigentes, después de todo, tenemos los dispositivos móviles a todas horas, no hay una interacción cara a cara y encima, el encierro ha jugado con nuestra salud mental.
Estas son algunas de las señales que indican que estás en un ambiente tóxico y has normalizado.
Has dejado de trabajar en tus objetivos personales
Esto es que tu trabajo te consume tanto que no tienes tiempo de llevar a cabo otras actividades o pensar en alcanzar objetivos personales. Terminas tan agotada y desanimada que no puedes pensar en hacer algo más. Quizá pienses que es el precio de tener ese trabajo pero no está bien vivir para este y hacer de lado lo que te gusta. Tus logros personales son tan importantes como los profesionales.
Fantaseas con ser despedida o renunciar
Nadie quiere perder su empleo en tiempos de crisis pero cuando este te está haciendo daño, es probable que no dejes de pensar en lo feliz que te haría dejarlo. Todos fantaseamos con deshacernos literal y figurativamente de las cadenas de la vida laboral, hacer una pausa o independizarnos pero cuando se vuelve una constante, puede que sea hora de cumplirlo.
Hay mala comunicación
¿Has notado cambios en la oficina de los que nadie habla realmente? Despidos, asignaciones vagas, conversaciones cortantes y falta de retroalimentación pueden ser señales de un ambiente tóxico. A veces puedes pensar que es «normal» porque hay cosas que no te corresponden saber o porque no son tus amigos como para estar entablando conversaciones. Pero al final, no hay nada como una buena comunicación para hacer el trabajo eficiente y sentite parte del equipo.
Nadie está de buen humor
En estos tiempos estar de buen humor y mantener la cordura puede ser muy complicado sin embargo, no puedes normalizarlo en tu día a día. En un entorno tóxico, hay un ciclo constante de negatividad. Si las conversaciones sólo giran en torno a la frustración de tus compañeros, no hay entusiasmo y la dinámica se siente pesada entonces es una señal de toxicidad.
Siempre estás trabajando
Incluso cuando te vas de vacaciones, comiendo con tu familia o haciendo algo que te gusta, estás en modo «trabajo». Incluso puede suceder que te hayas acostumbrado a las peticiones de un jefe que asume que estás siempre disponible. La falta de equilibrio entre el trabajo y la vida personal puede dañar tu salud física y mental. Si no puedes tomarte un tiempo fuera del trabajo, entonces cuidado.
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