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El poder de perdonar sin guardar rencor

Perdonar no significa que permitas que las personas vuelvan a tu vida pero sí que te liberes de lo malo

Todos hemos sido lastimados por alguien que era parte importante en nuestra vida. Todos conocemos la decepción, la sensación de un corazón roto y el coraje que da cuando alguien nos traiciona por la espalda. Pero si tienes la capacidad de perdonar a quien te hizo mal, debes saber que tienes una gran virtud.

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El perdón es poderoso: te quita un enorme peso de encima y ayuda a sanar las heridas del corazón. Te hace capaz de levantarte y reiniciar tu espíritu así como también te abre el camino hacia algo mejor.

Eso sí, perdonar no significa que debas dejar que esas personas vuelvan a tu vida. Esto no significa que guardes todas las cosas malas que te hicieron sino que te liberes de toda toxicidad, sin odio y sin rencor.

Puedes perdonar a alguien por engañarte, por darte la espalda, por romper tu corazón, por no ponerte primero o por alejarse cuando lo necesitabas, pero cuando decides perdonar, no debes dejar almacenado todo eso que te hicieron sentir.

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Hay personas que no cambian y esperar a que lo hagan, sólo llena de odio tu corazón. No permitas que se convierta en un ciclo vicioso. 

Si te aferras a las heridas del pasado, te quedas con el amargo sabor del rencor y es ahí cuando le das poder a los demás de destruir tu felicidad.

El perdón tiene el poder de levantar y establecer tu espíritu, de liberarte y reiniciarte aunque no significa que debas dejar que esas personas vuelvan a tu vida. Porque al final del día, hay personas que no cambian y que seguirán provocando dolor a su paso.

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Cuando las personas nos lastiman, generalmente nos toma por sorpresa, especialmente si se trataba de un amigo cercano, un miembro de la familia o un amor. Es el tipo de dolor que daña lo más profundo de nuestro ser y que deja una cicatriz para siempre.

A menudo escuchamos la frase «el perdón no es para la otra persona, sino para ti» y no puede ser más cierta, por eso es importante aprender a perdonar aún cuando no te lo pidan.

Perdonar no es nada fácil, requiere mucha fuerza y madurez para hacerlo. Pero es posible y necesario, especialmente para ti misma.

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