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Pequeños cambios, deseo sexual por las nubes

No tienes que convertirte en una gran diosa del sexo para disfrutar de una noche de pasión, cambia algunos hábitos y verás que te irá de lo mejor

Todos pasamos por periodos en que nos sentimos un poco más cansados y agobiados. Cuando pensamos en una solución para este estado, es probable que se nos venga a la cabeza la imagen de nosotras en una playa paradisíaca, con una piña colada en la mano.

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Como cumplir esa imagen mental no siempre es viable, nos conformamos con nuestra fiel y acogedora cama. Pero, ¿qué pasa cuando compartimos esa misma cama con una pareja, que probablemente no estará encantada o encantado con la idea de que nuestra energía esté por los suelos siempre?

El cansancio y el estrés son gatilladores directos de un deseo sexual bajo o inexistente, y aunque una noche nos sintamos especialmente atractivas para seducir a nuestra pareja, el cuerpo no nos va a responder si hemos dormido poco.

El sobrepeso también puede afectar el deseo sexual. Tal como se detalla en un artículo de MindBodyGreen, los kilos de más, especialmente los que almacenamos en el área abdominal, son sinónimo de bajos niveles de estrógeno en las mujeres y menos testosterona en los hombres, o sea, menos deseo sexual.

¿Cada vez que tienes sexo lo haces en compañía del alcohol? Mala opción. Aunque tengamos esa sensación de que el alcohol nos pone más “cálidos”, lo que está haciendo en realidad es hacerte creer que tienes más ganas, pero a la hora de los hechos, el alcohol baja tu desempeño sexual.

Si te tomas una copa de vino puede ser bueno para que te relajes un poco, pero cuando ya llevas tres o cuatro, antes de siquiera haber empezado el momento romántico, seguro vas a estar soñando con un enorme jarro de agua en media hora más.

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