Por Karen Hernández
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Imagina que necesitas sí o sí una firma extra para algún trámite importante y lo el único sujeto que tienes cerca es tu mascota. Pues así le sucedió a este importante físico. ¿Quieres concoer la historia?
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Resulta que en los años setenta, Jack H. Hetherington, profesor de la Universidad Estatal de Michigan, había realizado un artículo sobre el comportamiento de los átomos en diferentes temperaturas. Jack planeaba enviarlo al Physical Review Letters, un importante diario que compila lo mejor en temas de física, pero cuando creía que todo estaba listo, uno de sus colegas lo frenó pues éste estaba escrito en tercera persona (cuando se trataba de un sólo autor, Jack).
Hetherington estaba tan convencido de que su escrito era tan bueno que debía ser publicado inmediatamente por lo que tuvo la genial idea de hacer que su gato firmara como coautor.
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Y así fue como la huella de Chester, su gato siamés, saltó a la fama en el mundo editorial de la física. Claro, como todo buen escritor (y para que no descubrieran su jugarreta), Chester firmó bajo el pseudónimo de «Willard» ¡Qué locura!
