Ventajas y desventajas de las mujeres que retrasan su maternidad pasado los 30 años

Por Gabriela Vaca Jaramillo

Ya no es novedad ver mujeres que están solteras a sus 30, ni tampoco es algo fuera de lo común entender que existe una tendencia de mujeres NoMo, aquellas que no quieren tener hijos.

Con esto coincide Enrique Noboa, médico ginecólogo, con 30 años de experiencia en endocrinología ginecológica, especialidad que se dedica al estudio de las hormonas en la mujer. Según el galeno, varios estudios muestran que entre los 31 y 35 años las ovulaciones empiezan a volverse menos frecuentes y efectivas, es decir, que las edades ideales para que una mujer se embarace está entre los 25 y 30 años.

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«Pero decir ideales no quiere decir que sean las definitivas porque hay mujeres que a los 45 años han tenido embarazos, incluso conocí a una paciente, de 47 años, que se embarazó y esto a veces resulta como una verdadera sorpresa de la vida.

Se entiende que por las condiciones actuales, académicas o laborales, cada vez hay una tendencia a retrasar la maternidad y es algo con lo que hay que empezar a trabajar, incluso en muchas mujeres hay que utilizar medicamentos para facilitar los embarazos pasado los 35 años pero eso no significa que una mujer pasado los 40 años no se puede embarazar», explica.

Baby Center  indagó a especialistas en fertilidad, consultores financieros, expertos en relaciones y mujeres de 30 y pico para entender este tema.

Entre las ventajas, según la terapeuta americana Leah Seidler, se aprecia que las madres de 30 años tienen aún una buena cantidad de resistencia y adaptabilidad en su personalidad, cualidades que resultan muy útiles para la crianza, mejor que las que están en sus 20s y pueden ser más flexibles que las mujeres que ya están los 40s.

Tener hijos entre los 30 y los 40 años puede ser una ventaja desde el punto de vista económico y práctico. Es posible que tengas ingresos más altos y más ahorros que a los 20 porque has tenido más tiempo de establecerte en el mundo laboral.

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Otros estudios concordan en que los 35 son una edad clave para una mujer en el tema de la concepción, sin embargo, pasado este tiempo, la disminución en la fertilidad comienza a acelerarse. A partir de esta edad va aumentando progresivamente el riesgo de alteraciones en el número de los cromosomas del embrión. Esto, a su vez, hace que haya más posibilidades de sufrir abortos espontáneos y de tener bebés que padezcan síndrome de Down y con otras alteraciones cromosómicas.

Pero estas advertencias no significan que sucedan en el 100% de mujeres, son fuertes posibilidades pero hayq ue entender que todo organismo es diferente y se ha visto en casos de mujeres que son madres pasado los 40 años.

Los índices de cesáreas son también más altos para las mujeres de más de 35: las mamás de esta edad tienen una probabilidad del 43 por ciento de dar a luz por cesárea mientras que las mamás de entre 20 y 30 años tienen una probabilidad del 30 por ciento.

Los especialistas dicen que estos aumentos en los índices de cesáreas se deben a problemas del embarazo tales como sufrimiento fetal o prolongación de la segunda etapa del parto, lo cual resulta más común en las mamás de más edad.

Por supuesto que cada mujer envejece a su propio ritmo pero los especialistas dicen que a los 35 es necesario que la mujer que quiera tener hijos se tome en serio esta cuestión, especialmente si quiere tener más de uno. «Siempre le digo a las mujeres que piensen en ese segundo embarazo», dice el especialista en fertilidad James Goldfarb, director de servicios de infertilidad y fertilización in vitro en la Cleveland Clinic Foundation de Cleveland, en Ohio.

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«A la edad de 35 o 36, muchas mujeres sólo necesitan —de ser el caso— una pequeña intervención médica para quedar embarazadas. No obstante, cuando deseen tener el próximo hijo, por ejemplo a los 39, esos mismos medicamentos tendrán menos probabilidades de producir efectos», dijo Goldfarb.

Finalmente, no descarta la posibilidad de que la smujeres que no están listas para ser madres congelen sus óvulos para acceder a futuro a técnicas de reproducción asistida.