El lazo entre madre e hija es un vínculo inquebrantable que puede estar lleno de altas y bajas, pero que siempre encontrará la manera de unir a estas dos personas que se aman y el amor propio es parte fundamental de este proceso.
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Es importante que desde pequeña fortalezcas la seguridad, confianza y autoestima de tu hija para que crezca como una mujer llena de valentía y fuerza para afrontar la vida con determinación.
Para ello, en este artículo te enseñaremos un ritual para que esa relación madre e hija se fortalezca y juntas afiancen su vínculo.
Ritual de amor propio con velas aromáticas y masaje

Para esta sesión es muy importante que tanto tú como tu hija tengan la mejor de las actitudes e interés para realizar el ritual.
Nada debe ser forzado u obligado funcionará si la idea es unir lazos e incentivar el amor propio.
Para proceder con el ritual necesitarás:
- Una vela aromática del color y la esencia que desees
- Música relajante a un volumen moderado, preferiblemente instrumental, pues así no tendrás la tentación de cantar y desenfocarte del momento.
- Realizar el ritual en un espacio de la casa que les genere paz, armonía y silencio.
- Dejar los teléfonos celulares y cualquier otra distracción fuera de la habitación.
- Un par de cuadernos y de lápices.
- Un par de cómodas almohadas.
Una vez que tengamos todo listo, comenzaremos con los pasos para este ritual de amor propio entre madre e hija.
Lo primero es que antes de iniciar, deben haber tomado una ducha para limpiar las energías y comenzar con optimismo, además de usar las vestimentas más cómodas que tengan y siempre descalzas.
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Luego de encender la música, colocamos las almohadas en el piso y se sentarán de piernas cruzadas una frente a la otra, dejando un espacio aproximado de 3 metros.

Después procederán a encender la vela aromática justo en el medio de ambas, cerrarán los ojos y se concentrarán sólo en sus pensamientos.
Los pensamientos positivos son fundamentales para el amor propio
Recapitulamos en nuestra mente en esas cosas que nos gustan de nosotras mismas, de lo que nos apasiona, de lo que nos motiva y nos mueve.
Además es importante recordar eso que nos hace quienes somos y lo cómodas que estamos con esas cosas.
Mientras tanto, podemos masajear delicadamente nuestros propios pies, uno a la vez, dejando fluir las buenas energías y siempre con respiraciones lentas.
Una vez que estén listas y relajadas, procederán a tomar lápiz y papel para escribir esas cosas que les gustan de sí mismas y de la otra, además de detallar esas cosas que le agradecemos a la otra persona, esos pequeños detalles que siempre sentimos pero casi nunca sentimos.
Luego se intercambiarán las hojas para que la otra persona pueda leerla y cada una pondrá ese trozo de papel en al lado de la cama.

Cada noche lo leerá antes de dormir para recordar lo especial que se siente la otra persona y lo especial que somos para ella.
De esta manera, se afianzará el vínculo madre e hija y se sentirán más desahogadas y libres, además de motivar el amor propio de ambas.
Para finalizar, ambas apagarán la vela al mismo tiempo y se darán un cálido abrazo por varios segundos, dejándose llevar por el momento y entendiendo que no hace falta decir ninguna palabra cuando puedes demostrar el afecto con acciones.
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