Llegó la época del año preferida por todos, incluyendo a los niños, quienes suelen disfrutar por estos días de muchas golosinas y pocos alimentos nutritivos ya que hacemos la excepción por las fiestas.
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Sin embargo, aunque hagas tus concesiones debes estar atenta a lo que está consumiendo tu hijo, en especial, las cantidades en que lo hace, para evitar indigestiones, enfermedades, aumento de peso y problemas estomacales.
Cómo deben comer los niños en Navidad
La idea no es satanizar los platillos típicos de las festividades que se disfrutan durante diciembre, sino aprender cómo se deben hacer las combinaciones.
Comer bien es igual a comer de todo un poco, sin privaciones y sin excesos, muy diferente a la vieja creencia de que significa comer mucho.
Esto es, que cada ración de comida debe estar equilibrada en cuanto a sus proteínas, carbohidratos y grasas saludables. Por eso, el menú debe estar conformado también por ensaladas, verduras y frutas para los postres.
Al vigilar lo que consume, también cuida las cantidades. Por ejemplo, si el plato principal está cargado de alimentos altos en calorías, evita que coma entradas o que al menos sean saludables.
Las mismas restricciones aplican en las diferentes horas del día, ya que si van a tener una cena familiar donde se van a cometer excesos, haz que el desayuno, el almuerzo y los snacks del día sean ligeros.
Esa misma preparación se extiende a los dulces porque si se van a disfrutar en determinada situación, no hay por qué saturarlos de ellos días antes.
Igualmente sucede con las bebidas, puesto que es preferible que tu pequeño tome un zumo preparado naturalmente a que tome muchos refrescos. No olvides hidratarlos lo suficiente con agua.
Los expertos recomiendan que no se llene el plato de los niños ni tampoco los obliguen a comer. Que sean ellos los que vayan decidiendo a medida que se sientan o no satisfechos.
Comer despacio y masticar bien también son parte de una buena alimentación.
Alimentos a los que debes prestarle atención
Para evitar malestares como el dolor de estómago, acidez, hinchazón, gases, náuseas, vómitos y diarreas, es importante que regules la cantidad de carne roja, mariscos, embutidos y dulce que consume.
Estos exigen un trabajo extra a nuestro cuerpo para ser procesados, así que cuando se comen en cantidades copiosas se generan las molestas indigestiones.
Según el portal Educo, «la gran cantidad de proteínas, azúcares y grasas (…) saturan nuestro organismo, impidiendo que el mismo elimine toxinas».
Para la Asociación Española de Pediatría «la dieta de los más pequeños de la casa ha de seguir siendo variada y lo más sana posible, no existen alimentos prohibidos, ni buenos, ni malos, siempre y cuando sean consumidos con moderación», recomendaron en su perfil oficial.
La clave, en este caso, es que se les ayude a seleccionar los alimentos que son beneficiosos para ellos, explicándoles que no es necesario comer de todo y que se sirvan raciones que puedan terminar.
En el caso de los niños catalogados como ‘picky eater’, o selectivos a la hora de comer, la Navidad es una buena oportunidad para que prueben sabores nuevos.
Permitirles jugar con sus amigos y familiares es otra manera de mantenerlos saludables. La actividad física los ayudará a quemar calorías, especialmente si bailan, hacen carreras, saltan la cuerda, entre otros.
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