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La movilidad en los tiempos de la protesta

Las protestas del CNTE en la ciudad de México han obligado a los ciudadanos a repensar y replantear el uso del automóvil.

Las protestas de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación están sacudiendo el statu quo de la movilidad en la ciudad de México. Desde hace tres semanas, docentes de estados como Oaxaca, Guerrero y Chiapas han realizado manifestaciones en la capital en contra de la Reforma Educativa. Esto ha provocado paros en las principales vialidades de la metrópoli, lo cual tiene consecuencia que el tráfico se desquicie y que un sector de la población -normalmente, la clase media y alta, con acceso a automóvil propio- esté enfadada con la situación.

Sin embargo, la pregunta real es si la culpa es enteramente de los manifestantes. Sí, es cierto que sus movilizaciones evitan la circulación de automóviles en la ciudad, pero, ¿son ellos los culpables de la parálisis? ¿Qué papel están jugando los ciudadanos, aferrados a sus coches, dentro de los embotellamientos?

Dana Corres, blogger del diario Milenio, explora la situación de la movilidad en el Distrito Federal en los tiempos de la protesta. Corres explica que el problema del tráfico en la capital mexicana no es nuevo, sino que viene desde hace décadas, con las consecuencias ecológicas que conlleva.

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En este punto, no es necesario ahondar demasiado para darnos cuenta que está en lo cierto: basta con mirar los índices de calidad del aire en la ciudad o, incluso, mirar la desleal práctica de sacar placas en estados vecinos para evitar el programa de control ambiental (con todo y que las asociaciones internacionales reconozcan al DF con premios inexplicables).

Al respecto, el arquitecto José Castillo dijo en el foro “Ciudades, bicicletas y el futuro de la movilidad” de 2011:

Hablar de la Ciudad de México es también hablar de cifras impresionantes. Diariamente hay 22 millones de viajes a bordo de los diversos transportes públicos y privados, además casi la mitad de las casas en el valle de México cuentan con un auto, eso significa que este medio de transporte ha sido integrado como una especie de fantasma aspiracional de nuestra cultura urbana.

Castillo indica que 70% de los viajes en el Distrito Federal se hacen en transporte público y 34% en transporte privado. Por su parte, Corres señala que 80% de los viajes se hacen en un medio distinto al automóvil (transporte público, bicicleta, caminata). Entonces, ¿debemos culpar a las marchas del tráfico que desquicia a la ciudad o deberíamos mirar con mayor detenimiento el uso irreflexivo del automóvil?

Es cierto que la ciudad de México ha dado pasos para solucionar sus problemas de tráfico, pero aún no son suficientes. La culpa no es tanto por la falta de alternativas, sino por ese “fantasma aspiracional” que señala Castillo. A propósito, Corres ejemplifica de manera precisa el rol que juega el auto en la vida del mexicano:

Esa visión donde el símbolo máximo de estatus, riqueza y huichodominguéz vienen de tener un auto. De que te regalen un auto cuando cumplas cierta edad, que te compres tu primer auto nuevecito y de agencia en tu primer chamba y luego de haber ahorrado años enteros, preferir el coche nuevo a invertir en viajar, tomarte foto con tu coche nuevo y subirla a Facebook para que tus amigos te feliciten, ser el que le toca el claxon al peatón que va lento y no se quita, gritarle al de la bici por estorbarte, ir a toda velocidad en tu auto para sentirte poderoso, tener un novio con un buen coche, aspirar al auto súper equipado y no al austero, ir a la tienda de la esquina en auto, que una vez establecida la tenencia [vehicular] y el Hoy no Circula el capitalino haya decidido no disminuir el uso del auto, sino tener más autos en casa.. Todo lo que relacionamos con el estatus de tener un coche. Los ejemplos son muchísimos. Así pensamos respecto a tener un auto.

Pues sí, las manifestaciones han obligado a muchos ciudadanos de la capital a reflexionar el uso del automóvil. Por ejemplo, el programa Ecobici se ha consolidado como una opción de movilidad para eludir las protestas. Las estadísticas indican que las bicicletas han sido utilizadas en 30 mil viajes en los primeros 20 días de agosto, en contraste con el promedio mensual que oscila normalmente entre los 22 y 25 mil viajes.

Otra consecuencia de las marchas de la CNTE es que los capitalinos ahora piensan dos veces antes de usar el automóvil para cualquier traslado, lo que ha agilizado el tráfico de la ciudad. Este temor ha quedarse atorado en las calles durante horas ha causado que se haga un uso más responsable y racional de los vehículos. Así, recorridos que suelen tomar una hora o más, se han reducido notablemente, especialmente en zonas como Polanco, que se distingue por su alta concentración vehicular y su rechazo a medidas alternativas como el programa Ecobici o la implementación de parquímetros.

Ojalá las manifestaciones sirvan para repensar el uso del automóvil en una ciudad que ha dado los primeros pasos hacia una movilidad sustentable, pero en la que aún son insuficientes los esfuerzos. El filósofo Thomas Kuhn explicaba que, para que un paradigma cediera el paso a otro, era necesario un momento de quiebre que propicie esta revolución. ¿Puedes las manifestaciones del CNTE hacer que el ciudadano replantee el paradigma actual del automóvil hacia uno más sustentable? Espero que, al menos, sacuda un par de consciencias.

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