Es bien sabido que entre el príncipe Carlos y la princesa Diana el amor fue efímero y la relación, tormentosa. Todo encontró su explicación después que el hijo de la reina Isabel II confesara un hecho relevante: fue obligado a casarse.
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Diana de Gales unió su vida al príncipe Carlos el 29 de julio 1981 en un cuento de hadas que maravillaba al todo el pueblo británico, por pertenecer ambos a la realeza y ser ella tan guapa, menos a uno de sus protagonistas: el nuevo esposo.
Es que Carlos siempre se mantuvo enamorado de Camila Parker-Bowles, quien por aquella época no era aceptada como una candidata ideal para el sucesor al trono, obligándoles a vivir durante años una aventura secreta, a pesar de sus compromisos.
Amor por obligación
«Tienes que tomar una decisión: o la tomas como esposa o dejas que se vaya. Ten en cuenta que es la candidata ideal, ya estás en edad», le escribió en una carta su padre, Felipe de Edimburgo, refiriéndose a Diana, por aquel entonces según el portal VIX.
Esto motivó al hijo mayor de la reina a tomar la decisión de contraer el matrimonio después de estar expuesto a la presión social de tener 32 años y aún no haberse casado.
Parker-Bowles, a pesar de ser el amor de su vida y la mujer con la cual comparte sus días en la actualidad, era mal vista al ser católica y de un rango más bajo que el de ellos, en cuanto a la estructura monárquica, informó la misma fuente.
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El material que confirmaba las exigencias por parte de las cabecillas de la realeza británica fue difundido a mediados de los 90. en el libro Carlos y Camila, escrito por Christopher Wilson.
De hecho, en 1996 gracias al divorcio entre Carlos y la princesa Diana esta reveló algunas realidades de su difícil matrimonio con un hombre que en realidad nunca la quiso.