Aunque usualmente debe dar discursos y representar a la monarquía en importantes eventos, el príncipe William no puede escapar de un mal común: el miedo escénico, cuestión que lo llevó a tomar una peculiar decisión.
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En una reciente conversación para el documental «Football, Prince William and our Mental Health», el hijo de la princesa Diana confesó sentir ansiedad cuando le tocaba hablar ante grandes audiencias, especialmente en sus primeros años cuando empezaba a ganar protagonismo.
«Siempre quieres que todo salga bien, y no equivocarte porque hay mucha gente escuchando lo que vas a decir y además puedes ver a algunas personas justo delante de ti», empezó a relatar para la producción estrenada hace poco, según Glamour.
Pero también añadió que a su favor jugó un peculiar factor, sus problemas de la vista, que le impiden observar a larga distancia, por lo que se convirtió en un tip útil para manejar sus nervios.

«Comencé a ver cada vez peor con la edad, y antes no usaba nunca lentes de contacto cuando estaba trabajando, así que cuando hablaba en público en realidad no podía distinguir a nadie», reveló.
De esta manera, progresivamente fue ganando más confianza para exponer sus ideas ya que no podía ver a detalle a todo el público presente en sus encuentros y se convencía mentalmente que en realidad no habían tantas personas en el sitio.
«Me ayuda porque solo veo un montón de rostros borrosos y no puedes establecer contacto visual», completó el duque.
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«A ver, puedo ver lo suficiente para leer los papeles que tengo delante y cosas así, pero no puedo ver con claridad toda la habitación. Eso es algo que me ayudó mucho a lidiar con mi ansiedad», aseguró el príncipe William.
Un muy buen dato para los que experimenten lo mismo.