Ayer les contamos cómo terminó Lollapalooza en 1997, que lo llevó a no seguir durante un buen tiempo. Esta vez, Perry Farrell logró revivir el festival, tras 5 años de ausencia, apostando por un nuevo esquema.
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En la última edición, los artistas más importantes eran buenos, pero sólo abarcaban nichos. Por lo mismo, el público disminuyó y obligó a bajar la cortina. Sin embargo, los organizadores tomaron de nuevo al rock y lo pusieron como el foco principal.
Encabezado por Jane’s Addiction, quienes le dieron el vamos a esta nueva etapa, tal como lo hicieron en 1991. Les acompañaron artistas como Audioslave, Incubus y Queens of the Stone Age, lo cual trajo de vuelta a la masividad. Además, el hip-hop vino de la mano de Jurassic 5, con lo que no se dejó atrás a un gran público en el escenario principal.
El escenario secundario también se llenó de rock, donde resaltó especialmente 30 Seconds to Mars, bajó la cantidad de bandas pero se amplió el tiempo de espectáculo. La electrónica quedó prácticamente afuera, pero aún así, el público vibró como si Lollapalooza nunca se hubiera terminado.
Además, se amplió la experiencia del festival. Ya no eran sólo bandas sino que también se incluyó campeonatos de videojuegos, stands de electrónica, arte y comidas exóticas, con tal de volver a su escencia original. Además, la gira incluyó una parte enfocada a las causas sociales y locales, además de explicar las energías alternativas, como parte de la responsabilidad con las personas.
No te pierdas la próxima historia, con la cual, se dará un vuelco a la gira de Lollapalooza.
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