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Una relación debería ser un lugar seguro, no una constante amenaza

El pasado mes de julio, Gabby Petito inició un viaje en carretera con su prometido, Brian Laundrie, sin saber que no volvería a casa.

Tenían planeado recorrer juntos los Estados Unidos a bordo de una camioneta tipo van que habían acondicionado para ello. Pero las cosas se tornaron turbias cuando la joven de 22 años dejó de publicar contenido desde el 25 de agosto. De acuerdo con los reportes, el 30 de agosto la familia de Gabby recibió un último mensaje de ella y el 1 de septiembre, Laundrie regresó solo en la misma van en la que iba con ella.

Tras varios días de búsqueda, el domingo 19 de septiembre, las autoridades informaron que habían descubierto un cuerpo que coincidía con la descripción de Petito, en un parque nacional en Wyoming. Ahora se ha dado a conocer que se trata de ella.

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Brian Laundrie no aparece y aunque no se le ha imputado ningún delito, ya ha sido catalogado como una «persona de interés».

El caso de Gabby nos recuerda el miedo constante con el que vivimos las mujeres todos los días

La sociedad se ha dedicado a hacernos creer que no tenemos razones para querer alzar la voz cuando en realidad, todos los días sale a la luz un caso como el de Gabby Petito.

Tenemos miedo de salir de casa y no volver y de que la persona con la que decidimos compartir nuestra vida, termine siendo quien nos la arrebate.

La última vez que Gabby y Laundrie fueron vistos juntos, habían sido detenidos por unos policías en la carretera. Ella estaba llorando y se veía angustiada pero se echa la culpa por estar «fuera de control» mientras que él aseguró que lo había rasguñado.

Ante las autoridades, esto no fue motivo suficiente para que pensaran que algo «más grave» sucedería después y sólo les recomendaron dormir separados esa noche y no levantaron ningún cargo.

Pero la llamada que el testigo hizo al 911 para reportar la situación reveló otra historia: Brian habría golpeado a Gabby y ella estaba aterrada. «Abofeteó a la joven», se escucha en el audio.

Una relación debería ser un lugar seguro, no una constante amenaza

Lo que sucedió con Gabby no es algo a lo que deberíamos acostumbrarnos. Los casos de violencia doméstica no son siempre evidentes pero están ahí.

Muchos pueden pensar que la violencia doméstica puede verse como golpes, puñetazos o moretones en la cara, pero también está en el abuso verbal y emocional, acciones que no siempre podamos identificar o probar pero que igual nos ponen en peligro.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, más de la mitad de las mujeres víctimas de homicidio en los Estados Unidos son asesinadas por un compañero íntimo masculino actual o anterior. Pero cuando este tipo de noticias y datos circulan en redes sociales, algunos sólo se limitan a culparnos por «provocar» o «por no saber elegir con quién salimos».

Brian regresó sin Gabby a Florida, en dirección completamente opuesta a donde se dirigían, según sus planes. Se negó a dar declaraciones pero sí buscó un abogado para preparar terreno porque sabía que sería el principal sospechoso.

No estamos exagerando cuando decimos que tenemos miedo. Una relación debería ser un lugar seguro, no una constante amenaza. Aprendamos a ver más allá de lo que está publicado en redes sociales y dejemos de señalar a la víctima antes que al agresor.

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