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¿Cuánto vale lo que tienes entre las piernas?

La sociedad y el absurdo valor que le da a la virginidad me tienen muy confundida

Olvídense de las chicas que le ponen un precio a su compañía o a su condición virginal, en este mundo todo tiene precio si hay un comprador deseoso del otro lado; y el precio será mayor mientrás más lo desee este último – o al menos así lo dicta la ley de demanda. Por eso, tristemente, el terrible negocio de tráfico de personas y de órganos sigue siendo tan, o más, rentable que toda la vida. Pero, ¿entra ahí la venta de la virginidad?

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De pronto leemos que un papá ofrece una fortuna al valiente caballero que quiera quitarle lo lesbiana a su hija (¡pff!) y nos indigna (espero). Después leemos que una mujer está dispuesta a cualquier cosa por una operación de senos y nos causa risa los extremos a los que pueden llegar algunas personas para lograr un capricho, si quieren verlo así. Ah, pero leemos que una muchachita subasta “su flor” y de pronto salen volando como flechas los juicios y ataques contra esta chica que, asegura, “hizo el negocio de su vida”.

¿Será prostitución? En teoría podría considerarse tal, pero si ella y el ganador dicen que solamente van a salir a cenar y por unas copitas y de repente a él le nace, no sé, desembolsar 780 mil dólares y dárselos a ella, entonces no creo que las autoridades dictaminen que hay algún problema. Y es que, pensémoslo así, ¿cuántas más han “subastado” su virginidad por mucho menos que eso? ¿Será que esta noticia les moleste o les da igual?

Y escogí la palabra subastar  porque hay quienes están desesperadas por no seguir siendo la única virgen del grupo. Entonces esperan a que el “mejor” postor se ofrezca disimuladamente a desvirgarlas de la manera más romántica… para nunca volver a llamar. O para terminar la velada con un finísimo comentario de “así que así se siente estar con una virgen”; porque esos hombres existen.

Lo que sigo sin entender es por qué darle tanto valor a lo que tenemos entre las piernas. Claro, tener una relación sexual es menuda cosa y una responsabilidad y goce tremendo, pero para nada es una obligación a determinada edad, ni mucho menos algo que, si lo haces, te haga mejor persona o te gane un pase a la madurez. Creo que tener relaciones sexuales debe venir de la mano con el convencimiento pleno de querer hacerlo y no con una agenda de presión social o de la pareja para que suceda.

Y, por otro lado, me escandaliza que los hombres actúen peor que animales al respecto; y es que los animales no discriminan ¿Qué es eso de creer que una mujer con himen vale más que una que ya no lo tiene? Me da mucha pena que basen el valor de una persona en una telilla de tejido que, fácilmente, se pierde en cualquier momento de la vida que no tiene que ser necesariamente una relación sexual.

Por el amor de Dior, que se decida esta sociedad/mundo si quiere mujeres libres, independientes, seguras de sí mismas y dispuestas a tener una vida sexual divertida o si quieren muñequitas de porcelana para adornar la casa ¿O vamos a seguir jugando a tener la muñeca en casa y salir a las calles a buscar el cuerpo y habilidades de una prostituta? ¿Hasta cuándo?

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