Wellness

La tradición del pan de muerto se viste de lujo con chocolate Dubái y un homenaje a la vida lleno de sabor

El pan más simbólico de México se reinventa con chocolate Dubái y un homenaje a la vida

Tradición
Tradición En México, honrar a los que partieron también sabe a azúcar, canela y pan de muerto. (Freepik)

Pocas celebraciones mexicanas despiertan tanta emoción, color y memoria colectiva como el Día de Muertos. Lo que nació como un ritual prehispánico de respeto hacia los ancestros se ha transformado en una de las festividades más representativas del país y, con los años, en un atractivo cultural que fascina al mundo entero. Altares llenos de cempasúchil, veladoras, papel picado y aromas dulces dan vida a una tradición que, más allá del recuerdo, celebra la continuidad de los lazos que unen a los vivos con quienes partieron.

Entre todos los símbolos que dan identidad a esta fecha, el Pan de Muerto ocupa un lugar especial. Su forma circular evoca el ciclo de la vida y la muerte, mientras los “huesitos” y la pequeña esfera al centro simbolizan la unión con nuestros seres queridos. Cada mordida es un ritual: una mezcla de historia, afecto y herencia. Y como toda tradición viva, su sabor evoluciona con el tiempo, adaptándose a nuevas formas de expresión sin perder su esencia.

Este año, la reinterpretación llega con una propuesta que combina lo ancestral con lo contemporáneo. En algunos hoteles de la cadena Minor Hotels (como los NH, NH Collection y Avani), el tradicional pan se fusiona con el exclusivo chocolate Dubái Atelier, una creación que lleva el paladar a otra dimensión: cremosa, crujiente y profundamente aromática. Detrás de esta versión, hay una intención clara: honrar la tradición, pero también invitar a redescubrirla.

El chef ejecutivo Antonio Balderas explica que, aunque el pan conserva su base clásica, el toque Dubái transforma la experiencia sensorial.


Tradición
Tradición Entre nostalgia y azúcar, el pan de muerto honra la vida en el Día de Muertos.

“Es un pan de muerto muy tradicional en cuanto a la masa y hechura. Tiene esencia de azahar, flor de naranja y mucha mantequilla. Pero ahora lo rellenamos con chocolate blanco de Dubái, crema de pistache y kataifi frito para dar crocancia”, detalla. La combinación resulta tan inesperada como deliciosa, una fusión entre lo árabe y lo mexicano que respeta la historia y, al mismo tiempo, la reinventa.

Cada elemento tiene un propósito. “El pan del muerto tiene un significado. La bolita de arriba simboliza el cráneo y los huesitos representan los puntos cardinales”, explica Alcántara. Al probarlo, el contraste entre el dulce del chocolate, lo cítrico del azahar y la textura crujiente crea una armonía que sorprende incluso a los paladares más tradicionales. “Salió un poco fuera de lo común, pero conserva ese equilibrio entre lo dulce y lo cítrico que tanto nos gusta”, añade.

Tradición
Tradición Entre nostalgia y azúcar, el pan de muerto honra la vida en el Día de Muertos.

Más allá del sabor, lo que hace especial esta propuesta es la experiencia completa. En los NH Collection de la Ciudad de México, las ofrendas monumentales y la decoración invitan a los visitantes, nacionales y extranjeros, a vivir la tradición desde todos los sentidos. Cristian Varela, director general de NH, comparte: “Lo que queremos es que se viva todo el ambiente. Que vean cómo se arma una ofrenda tradicional, desde la decoración general de cada rincón. Que la gente se lleve un recuerdo, una foto. Es toda una experiencia para el que viene del extranjero”.

Tradición
Tradición Entre flores y velas, el pan de muerto mantiene viva la esencia del Día de Muertos.

La idea, asegura, es mantener viva esta costumbre año con año. “El próximo año queremos repetir y generar esta cultura dentro del hotel, que se sepa la casa, que la decoración y la ofrenda sean parte del atractivo. Y la comida, igual, irle variando con nuevas fusiones”, comenta.

En el fondo, lo que esta propuesta culinaria demuestra es que la tradición no se conserva repitiendo, sino reinterpretando. Así, el Pan de Muerto sigue siendo ese puente entre generaciones, entre la nostalgia y la innovación, entre la memoria y el presente.

Este Día de Muertos, el aroma a azahar y chocolate no solo evoca a quienes se han ido: también celebra la creatividad, la unión y la belleza de las costumbres que nos mantienen vivos.

Lo Último