En la vida, algunas cicatrices no se ven, pero se sienten. Algunas las sentimos como una pérdida de identidad, de confianza, de autoestima. En el marco del Día Mundial contra el Cáncer de Mama, celebramos la fuerza de quienes han enfrentado entrenamientos médicos, cirugías, tratamientos… y aún así siguen adelante con fe y esperanza.
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Porque sanar no es solo curar por fuera, sino restaurar lo que nos hace sentir completas. Ingrid Bujtar lo sabe bien. Con su arte, empatía y profesionalismo, ella devuelve esperanza donde parece haber quedado solo vacío.
¿Quién es Ingrid Bujtar?
Ingrid Bujtar es dermocosmiatra, master en maquillaje y efectos especiales (Fx), con estudios en Budapest (Hungría), Buenos Aires (Argentina) y seminarios en Londres. También estudió Anatomía en la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE).
Con veinte años de trayectoria, su pasión por el color, la textura, la transformación estética —y su profundo deseo de ayudar— la llevó a descubrir la micropigmentación paramédica de reconstrucción de areola. En su camino ha trabajado para cine, televisión, eventos, caracterizaciones, efectos especiales... hasta convertir su arte en herramienta de sanación.
¿Qué es la micropigmentación paramédica de reconstrucción de areola?
No es un tatuaje convencional. Es algo más delicado, más íntimo, más emotivo. Esta técnica permite recrear areola y pezón con un efecto tridimensional: parece tener relieve, pero realmente es plano. Ingrid lo logra con una mezcla especializada de pigmentos de varios tonos, luz y sombra, adaptados al tono de piel de cada paciente, para dibujar cada detalle que dé realismo.
La técnica que Ingrid aplica se llama ‘Areola Flower’, desarrollada originalmente por su mentora Andreia Ferreira, de Brasil, reconocida también por avales académicos importantes, incluido Harvard. Ingrid la estudió, perfeccionó, incluso viajó a congresos internacionales y trabaja en colaboración con médicos, oncólogos y psicólogos para asegurar que el proceso sea seguro, estético y emocionalmente reparador.
Tras la operación: el impacto emocional
Más allá de lo físico, la reconstrucción de areola es el broche simbólico de un proceso de recuperación. Una mujer que ha perdido una parte de su seno tras mastectomía, intervención oncológica o cirugía reconstructiva, puede sentirse incompleta. Esa zona —íntima, privada— es también la que a menudo simboliza el vínculo con la maternidad, con la feminidad, con la propia piel.
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Ingrid lo describe así: “el impacto más que estético es 100% emocional tanto para ellas como para mí el poder devolver la autoestima y confianza”. Cada paciente es un acto de valentía y resiliencia. Y cada procedimiento, una reconstrucción no solo de la piel, sino del corazón.
La técnica Areola Flower: detalle y realismo
La técnica Areola Flower se centra en recrear cada pequeño matiz: pigmentos adaptados al color natural de la piel, juego de luces y sombras, detalle en los bordes, incluso simulaciones de textura. Aunque la areola quede plana, da la ilusión de relieve. Eso es lo que transforma un procedimiento meramente estético en algo que realmente devuelve lo que se siente perdido.
Ingrid ha asistido a congresos internacionales—como uno este año en Río de Janeiro—donde se reúnen profesionales de diversos ámbitos (psicología, oncología, cirugía) para compartir avances, casos, cuidados integrales.
Ingrid tiene un sueño grande: que esta técnica sea reconocida como parte integral de la reconstrucción de mama post cirugía, incluso cubierta por seguros médicos. No solo porque representa un cierre simbólico —el “sello final” de ese trayecto arduo— sino porque muchas mujeres que podrían beneficiarse de ella no acceden, por barreras económicas o por desconocimiento.
Mientras tanto, ella trabaja con fundaciones, llevando su arte como servicio, oficio y acto de amor social. Su misión no es solo embellecer, sino devolver dignidad, alegría, orgullo.
El Día Mundial del Cáncer de Mama: ¿por qué el 19 de octubre y qué conmemora?
Cada 19 de octubre se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama. Fecha que busca sensibilizar a la población sobre esta enfermedad, fomentar la detección temprana y recordar que muchas vidas se pueden salvar con controles oportunos.
En Ecuador, instituciones públicas y privadas realizan campañas educativas, charlas informativas, operativos de prevención, autoexámenes y mamografías gratuitas o accesibles, destacando que no solo las mujeres, sino también los hombres pueden verse afectados.
Recomendaciones para prevención y detección temprana
Autoexamen mensual: A partir de los 20 años, conociendo tu cuerpo, palpando suavemente desde la axila hasta el pezón, buscando bultos, cambios en la textura, secreciones, asimetrías.
Chequeos médicos regulares: Consulta clínica con profesional, ecografía mamaria si hay sospechas, mamografía anual a partir de los 40 (puede variar según antecedentes).
Vida saludable: Mantener un peso adecuado, dieta sana, ejercicio regular, evitar consumo de alcohol, evitar exposición innecesaria a sustancias tóxicas.
Apoyo psicológico emocional: No subestimes el impacto psicológico que tiene un diagnóstico, una cirugía, una reconstrucción. Hablar, buscar redes de apoyo, acompañamiento profesional ayuda muchísimo.
Si estás en ese camino —tratamiento, cirugía, recuperación— recuerda que tu historia importa, tu cuerpo merece volver a sentirse tuyo. Si conoces a alguien que lo necesita, compártelo: que sepa que existen alternativas, que hay manos capaces de sanar con arte, con ciencia, con cariño. Ingrid Bujtar y muchas profesionales están trabajando para que restaurar una areola sea mucho más que un procedimiento: sea un acto de amor propio, una reafirmación de vida.