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Evitar el pánico: Cómo manejar el miedo a los perros

Las fobias a los perros son miedos irracionales e intensos.

Se llama la cinofobia y se manifiesta con sudor en las manos, taquicardia y respiración acelerada.

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El miedo es diferente a la fobia. En el primer caso, es una respuesta lógica a un estímulo externo: el hecho de haber tenido una mala experiencia con un perro que nos haya agredido. Esto genera una sensación de inseguridad.

A los perros nada de eso parece importarles demasiado: no salen corriendo, ni se acercan de más. Sin embargo, como los perros suelen reaccionar al comportamiento y a los gestos de las personas, los fóbicos deberían atenerse a algunas reglas básicas para que los perros sigan su paso sin darles demasiada importancia.

Evitar el contacto visual

Si el pánico es muy fuerte, es difícil mantener la calma. Lo primero es no gritar y evitar salir corriendo. Si una persona sale corriendo, el perro puede creer que queremos jugar. Lo mejor es mirar hacia otro lado para evitar que el perro malinterprete nuestro gesto como un llamado a entablar contacto.

Lo mejor que se podría hacer es tener un perro desde cachorro. De este modo, la persona con fobia o miedo puede participar en su evolución, cuidarlo, convivir y encariñarse con el perro. El animal pasa de ser un extraño al que temer, a ser un miembro más de la familia a quien querer, apreciar y respetar.

¿Por qué existe el miedo a los perros?

Muchas veces ese miedo desmedido es por experiencias en la temprana infancia. Tal vez alguna de las personas más cercanas haya transmitido ese miedo o uno mismo haya visto cómo alguien haya caído por el salto de un perro.

¿Cómo acercarse a un perro?

Adultos y niños deben saber cómo acercarse a un perro. Hay que seguir ciertas pautas como:

  1. No acercarse corriendo o gritando, sobre todo, si el perro no nos conoce. El can se puede asustar y no saber cómo reaccionar frente a una persona que se acerca así.
  2. Antes de acariciar a un perro que no se conoce, pedir permiso al dueño para hacerlo. Él mejor que nadie nos podrá decir si el perro es tolerante con los extraños.
  3. La forma de aproximarse a un perro es: con la palma de la mano extendida hacia arriba, agachado, hablarle con suavidad y sin mirarle de manera directa a los ojos. Se puede dejar al perro que nos olisquee unos segundos antes de entablar contacto.
  4. Si se desconoce al perro, no se le deben acariciar las orejas, el cuello, el morro o la cola, ya que son los puntos débiles donde su enemigo atacaría. Lo recomendable es acariciarle el lomo con suavidad.
  5. Si se pretende huir de un perro, lo último que se debe hacer es correr delante de él. El animal perseguirá a la carrera a quien huye de él. Esta reacción se puede deber, sobre todo si es un cachorro, a que quiere jugar a alcanzar a quien corre delante de él.

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