El amor es complicado, especialmente cuando vivimos con la idea de que tiene que ser a primera vista para ser perfecto.
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Las películas y libros de romance nos han acostumbrado a creer que el amor se trata de la química inicial que sientes cuando ves a esa persona; que aún sin conocerla, sabes que es la indicada. Porque según todos los relatos, cuando te enamoras de una persona con sólo verla es porque está destinado a ser.
Pero en la vida real, el amor verdadero va más allá de eso.
No es tan fácil como las princesas que despiertan después de un largo sueño y se quedan con el hombre que les dio el primer beso.
El amor verdadero toma tiempo pero vale la pena construirlo. Así que no te apresures porque no hay nada más valioso que conocer el corazón de la persona para saber si es la indicada.
Para saber que un amor es verdadero, no tienes que sentir atracción a primera vista sino darte cuenta de que en verdad puedes construir un futuro con esa persona.
El amor verdadero no tiene que ser perfecto según los estándares de todas esas historias románticas. El amor verdadero tiene que ser ese que te haga sentir satisfecha y que te motive a ser siempre mejor.
El amor llega cuando menos lo esperas pero para atraerlo, no debes perder de vista tu valor ni lo que mereces.
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Sabrás que es amor cuando después de estar con esa persona, conocer sus valores y expectativas de vida, sientes que juntos pueden construir un futuro mejor. Es entonces cuando puedes decir que sientes esa química, cuando puedes ver las chispas que surgen cuando rozan sus labios y las mariposas que revolotean en tu estómago cuando te dice «te amo».
Miras a esa persona y de repente significa todo el mundo para ti. Te llena de calma y te recuerda que «todo estará bien». Esa persona se vuelve tu refugio cuando sientes que el mundo se derrumba. Porque es ahora cuando mejor la conoces, cuando entiendes su corazón.
El amor verdadero está mucho más allá de una atracción física y aunque toma tiempo construirlo, vale la pena esperar.