Estamos viviendo en tiempos de incertidumbre. Un ingrediente que siempre está presente en nuestras vidas, aunque a veces parece que lo olvidamos.
En estos tiempos se ha visto a prueba nuestra fortaleza. Es la cuarentena, el riesgo de contagiarnos, la crisis económica, y la ansiedad del trabajo. Ya sea porque lo conservamos y nuestras labores se han aumentado, o simplemente porque no tenemos y la estabilidad de éste mismo.
Parece que hemos tenido que encontrar en nuestro interior esa resiliencia que en ocasiones nos ha salvado. Muchas ya conocen qué es el dolor de los obstáculos inesperados, y saben que de ellos se aprende siempre.
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Es importante recordar que esto que estamos viviendo es temporal, no importa la situación que sea. No siempre vamos a están encerrados, ni tampoco sentiremos esta ansiedad que parece querer tumbarnos.
Estamos a la mitad de la cuarentena. Pronto las calles se abrirán, las risas de los niños se volverán a escuchar en los parques, el tráfico nos ensordecerá y los trabajos se normalizarán.
Tampoco hay que torturarse por sentirse mal. No hay nada peor que evadir aquello que sentimos. Bueno o malo, debemos lidiar con ello para aprender o pasar página. La vida puede parecer complicada, puede parecer dura e injusta. Y muchas veces lo es, pero siempre encontrarás más belleza en ella y razones para luchar.