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No podemos seguir sobreviviendo a la semana y esperar a vivir el fin de semana

Somos víctimas de un sistema que nos encierra en la rutina.

Muchos somos víctimas de un sistema que nos encierra en la rutina. Te levantas con prisas, te arreglas sin ver nada a tu alrededor más que el reloj, intentas respirar durante los –casi siempre tormentosos– trayectos, pasas horas enfrente de una computadora, y regresas tan cansado a tu hogar que no hay energía más que para preparar el siguiente día. ¿Lo peor? Seguramente seguirá siendo lo mismo.

Generaciones pasadas se conformaban con este tipo de dinámicas porque al menos las empresas les prometían una jugosa liquidación por su lealtad.

Las condiciones laborales han cambiado, y también la sociedad ha evolucionado. Las nuevas generaciones están pensando más en salud mental, felicidad, y un trabajo que no drene su alma día a día.

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Esto, aunado a los salarios bajos, la falta de crecimiento dentro de las empresas, y las exigencias económicas del día a día complica todo.

No hay nada de saludable ni habla de fortaleza sobrevivir la semana para esperar una vida en el fin. Esto si reunimos la energía necesaria para levantarnos de la cama por el cansancio de la misma rutina laboral.

Es un espiral que acaba con nuestra vitalidad lentamente y nos enferma el alma. No podemos permitir dicha situación ni condiciones laborales.

Está bien no tener «fidelidad» por una empresa que no vela por ti ni por tus necesidades. Es necesario saltar hasta encontrar un lugar que te haga feliz.

Asimismo, es bueno procurar no conformarnos con una vida vacía. Actividades, risas con amigos, bailes, inserta cualquier pasión que llene tu corazón, y así conseguirás una vida mucho más feliz y comenzarás a vivir y no ha sobrevivir. 

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