Los estragos de una familia tóxica
No todos tienen la oportunidad de sentirse identificados con sus familiares ni tampoco de encontrar en ellos un refugio. Muchas veces son tantos los malos tratos, la poca confianza o la toxicidad que se vive ahí que termina uno huyendo.
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Es imposible elegir la familia en la que uno cae, y solamente podemos hacer lo mejor con lo que tenemos en nuestras manos. Se aprende del dolor, pero también hay cicatrices tan grandes que se vuelven nuestros principales obstáculos.

No es fácil venir de una familia tóxica porque se aprende a desconfiar de todos a nuestro alrededor. Sin embargo, uno de los mejores bálsamos para el alma es encontrar a personas que te amen y te entiendan.
Los amigos son la familia que escoges
Por otro lado, los amigos tú los eliges. Si aprendes a ser un buen amigo, y encuentras almas como la tuya entonces tienes un regalo de la vida. Ellos se convierten en la familia que elegiste, y no hay nada más hermoso que eso.

Es encontrar esperanza en sus pláticas, en sus detalles y en su apoyo incondicional. Esa fuerza que en ocasiones tu familia no te pudo brindar ellos te la dan.
La amistad es uno de los mejores regalos pero siempre debemos recordar cultivarla y cuidarla constantemente. Junto a un buen soporte de aliados se puede enfrentar cualquier batalla.
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No tenemos ni es sano vivir solos. Aunque muchos de esos obstáculos corren por nuestra cuenta completamente, tener un hombro en dónde llorar y una mano que nos sostenga cambia totalmente el panorama.
Si eres de aquellos que vienen de una familia tóxica, no te rindas. Perdona, y construye la tuya con el trato que te gustaría recibir.