A menudo gastamos energía en las personas equivocadas. Esto se debe a que a veces es más fácil permanecer con lo que ya conocemos que atrevernos a dar pasos nuevos. A veces, preferimos seguir con lo que sabemos, a pesar de que no sea lo mejor porque es más fácil que simplemente dejar ir y aceptar la realidad.
PUBLICIDAD
Porque aceptar la realidad significaría lidiar con lo que estás sintiendo, y por alguna razón creemos que así evitaremos el dolor.
Sí, siempre se nos dice que debemos dar sin esperar recibir algo a cambio pero llega un momento en el que nos damos cuenta de que merecemos tanto amor como el que damos.
Da cuanto amor quieras dar pero entiende tu valor y deja de estar siempre para quienes no están para ti
Puedes pensar que tratar de hacer felices a otras personas es virtuoso o de alguna manera te hace una mejor persona pero no es así. Las emociones se contagian y antes de que hagas feliz a una persona infeliz, tu ánimo decaerá, te enojarás y pensarás igual que esa persona.
Sacrificar tu felicidad y salud para hacer felices a otras personas no es un acto de nobleza. Es destructivo.
No dejes que nada ni nadie te robe tu energía ni tu propia felicidad. Suelta a las personas negativas, a esos «vampiros energéticos» que acaban contigo. Aléjate de aquello que sea perjudicial para tu cuerpo y alma. Mereces tanto amor como el que tú das.