Una demanda contra una mujer sirvió a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para establecer un criterio claro sobre la infidelidad. Un esposo herido demandó a su esposa por daños morales tras enterarse que su hija no era suya, sino fruto de una relación extramarital.
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La sentencia de la primera sala del máximo tribunal, emitida el 21 de noviembre de 2018, determinó que la infidelidad sexual en el matrimonio no es un delito, ni se puede considerar un hecho ilícito. Los magistrados rechazaron la solicitud del hombre, que descubrió 22 años después que no era el padre biológico de la chica que crío como su hija.
Deber moral
Para la Suprema Corte la infidelidad es un deber moral y no jurídico. Así lo explica el profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Francisco Burgoa Perea, al portal de la casa de estudios.
“Dentro del matrimonio las personas conservan sus derechos, entre ellos, el libre desarrollo de la personalidad y la libertad sexual que tienen, no por el sólo hecho de haberse casado uno va a ser dueño del otro, sino que cada quien va a seguir siendo dueño de su cuerpo y sus decisiones, es lo que la Corte protege”.
Derechos protegidos
Fue bajo este concepto que la SCJN emitió su decisión a favor de la mujer, quien acudió a la máxima instancia luego de que los tribunales competentes le dieran la razón a su exmarido.
La demandada reclamó “su derecho humano al libre ejercicio de su sexualidad, y alegó que la fidelidad es un valor que pertenece única y exclusivamente al ámbito de la moralidad”.
El profesor de la UNAM aclara que la sentencia de la corte suprema no pretende “auspiciar” la infidelidad; sino que pretende “fortalecer el ejercicio del libre desarrollo de la personalidad, sustentado en la dignidad de las personas”.