Romper con alguien a quien amaste mucho puede ser uno de los golpes más duros al corazón. No importa si es la primera vez o si ya tienes dos o más rupturas que contar; al final, es algo difícil de digerir.
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Pero el momento en el que alguno dice que ya no quiere seguir con el otro no es lo más difícil, sino el proceso de aceptación y adaptación post ruptura. Y sí, todos te dirán que «mereces más» o que «te vas a sentir mejor»; te dirán que «escuches música que te haga feliz», que llores, que te distraigas con otra cosa y que conozcas nuevas personas y eso está bien. La realidad es que tienes que superar ese trago amargo, seguir con tu vida y buscar lo que en verdad te haga feliz pero ¿será que siempre hay que ignorar y omitir la parte que duele?
El dolor, la tristeza y el enojo son inevitables. Está bien no estar bien todo el tiempo y no significa que nunca volverás a sentir la felicidad. Simplemente significa que estás triste y hablar de lo que sientes o lo que piensas tras una ruptura, puede ser realmente terapéutico y ayduarte a salir más pronto de ese trago amargo.
Y es que nadie habla de lo horrible que es esa conversación final, esa que te hace darte cuenta de que la persona frente a ti ya no es la misma de la que te enamoraste. Nadie habla de lo doloroso que es ver la relación desmoronarse, cuando creías que sería para siempre. Y nadie habla de lo duro que fue ver a la otra persona darse la media vuelta en cuanto se dijeron «no más».
Nadie habla de ese golpe que te deja confundida y sin rumbo; de esa película que de pronto se proyecta en tu cabeza con todas las conversaciones que tuvieron y de los posibles giros que pudieron darle a la situación…aunque sabes que nada cambiará la decisión de terminar. Nadie habla de lo que se siente ver cómo se va el amor de tu vida, a quien creíste se quedaría por siempre a tu lado.
Nadie habla de lo difícil que es levantarse esa primer mañana después de la ruptura, sin ver un mensaje de «buenos días» o sin que alguien te despierte con tiernos besos en la mejilla. Esa sensación de vacío y soledad que de pronto te hace cuestionarte sobre si fue la decisión correcta o no.
Nadie habla de las veces que se encerró en el baño para llorar sin que lo vean durante el proceso de adaptación post-ruptura.
Nadie habla de qué tan fuerte es el silencio cuando la persona de la que más quieres escuchar no se acerca, o la lucha de dormir por la noche porque estás acostumbrado a alguien que está a tu lado.
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Y es que cuando terminas con alguien a quien amaste mucho, es muy difícil romper de la noche a la mañana el lazo que los unió en un principio. Nadie dice que aún después de la ruptura, aún podrían preocuparse por el otro e incluso seguir estando cerca. A pesar del hecho de que estás lista para terminar la relación y seguir, es probable que todavía te importe esta persona de alguna manera.
Pero no dejes que tu mente juegue contigo. Estás donde debes de estar y todo estará bien.
Traza las cicatrices que la vida te ha dejado. Te recordará que en un momento luchaste por algo; agradece lo vivido y deja que las cosas fluyan. Eso es parte del proceso de sanación.