Conforme pasan los años, nuestra relación con mamá va cambiado. Hay momentos en los que las diferencias y disgustos se hacen presentes, momentos en lo que crees que sólo quiere controlarte, que no entiende que no eres una niñita y que sabes lo que estás haciendo con tu vida. Pero junto con todo eso, vienen los momentos en los que sabes que sólo ella es capaz de consolarte cuando más perdida te sientes; que es la única que estará dispuesta a prepararte la cena más deliciosa y la que siempre dará todo por verte feliz.
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La relación con mamá podrá ser una montaña rusa de emociones pero aunque a veces no lo veas o entiendas, ella será por siempre la persona más importante en tu vida.
Piénsalo: cuando eres pequeña, mamá es esa persona en la que confías al cien por ciento (aunque no estés consciente de ello); te da seguridad, nutrición y supervivencia. Cuando creces un poco, es quien te enseña los valores que te formarán más adelante (eso incluye castigos y regaños cuando te portas mal). Cuando llegas a la adolescencia sólo quieres sobrevivir a esa difícil etapa de cambios y desarrollo socio emocional, mamá puede convertirse en un «fastidio» y lo último que quieres es que otros vean cómo se despide de ti con un beso en la mejilla y una bendición.
Aún con todo, mamá sigue siendo la persona que te recibió con los brazos abiertos cuando te hicieron llorar en la escuela o la que te preparó un chocolate caliente cuando la persona que te gustaba te hizo pasar tu primer rechazo.
Una vez vez que eres adulta, comienzas a entender la presencia de mamá en tu vida. Te das cuenta de lo que hizo y no hizo por ti, te formó como la persona que eres ahora. Que durante todo ese tiempo te enseñó a nunca rendirte y que si te caes, te tienes que levantar de nuevo.
Quizá nunca le digas que tiene razón, pero sabes que es así. Tampoco le darás las gracias por aguantar tus berrinches y tus crisis existenciales y siempre te sentirás culpable por decirle que la odiabas en un momento de furia.
Enfrentémoslo, todas solíamos odiar cuando mamá nos daba todo un sermón de todo lo que hacemos mal y decía «algún día entenderás». Todas escuchamos un millón de veces «siempre tengo razón» después de que ella dijera que no y que sucedió algo malo por llevarle la contraria.
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Pero hoy, sabes que todas esas horas dedicadas a la tarea valieron la pena
Ahora que lo entiendes, sabes que mamá será por siempre la persona más importante en tu vida; quien te enseñó a que no necesitas un hombre para encontrar la felicidad, que eres capaz de florecer por tu cuenta y que tu satisfacción y felicidad dependen de ti y de nadie más. Por eso y más, mamá será por siempre la persona más importante en tu vida.