Un nuevo estudio sugiere que los empleados que se obligan a sonreír son más propensos a beber mucho después del trabajo.
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Investigadores en Penn State y la Universidad de Buffalo monitorearon los hábitos de consumo de alcohol de 1.592 personas que trabajan con el público, que incluía trabajadores de servicios de alimentos, enfermeras y maestros.
El estudio encontró que más empleados tenían que fingir una sonrisa o exagerar las emociones positivas.
Los investigadores también encontraron gran parte de lo contrario con muchos ejemplos de emociones negativas reprimidas, como echar para atrás los ojos.
Alicia Grandley, profesora de psicología en Penn State, planteó la hipótesis de que estas personas tenían más probabilidades de consumir mayores cantidades de alcohol una vez que se quedaran sin trabajo.
«Fingir y suprimir las emociones con los clientes estaba relacionado con beber más allá del estrés del trabajo o sentirse de manera negativa», dijo Grandley. «No fue solo sentirse mal lo que les hace tomar una bebida. En cambio, cuanto más tienen que controlar las emociones negativas en el trabajo, menos pueden controlar su consumo de alcohol después del trabajo».
Grandey dijo que las investigaciones anteriores han demostrado una conexión entre los trabajadores de servicios y los problemas con la bebida, pero se desconoce la razón.
Ella cree que al simular o suprimir las emociones, los trabajadores están usando gran parte de su autocontrol, dejando menos para regular cuánto beben.
«Sonreír como parte de tu trabajo parece algo realmente positivo, pero hacerlo todo el día puede ser agotador», dijo Grandey. «En estos trabajos, a menudo también hay dinero vinculado a mostrar emociones positivas y contener sentimientos negativos. El dinero te da una motivación para anular tus tendencias naturales, pero hacerlo todo el día puede ser difícil».