¿Sabías que la mayoría de los beneficios del limón están en su cáscara? Con esta técnica que aprenderás, dejarás de desecharlo para sacar el mayor provecho. En primer lugar debemos recordar que esta fruta es una fuente de vitamina C, y las vitaminas B6, A, y E. Además, tiene un alto poder de ácido fólico, calcio, cobre, hierro, zinc, magnesio, potasio, proteína, riboflavina, tiamina niacina, y fósforo. ¡Todo un suplemento!
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Normalmente al extraer el zumo, lo siguiente es desechar la cáscara. Pues no, ahora lo tomarás y lo guardarás en el congelador. Esta técnica no solo te ayudará a adelgazar, sino a luchar contra fuertes enfermedades, entre ellas el cáncer. Para esto, es más efectivo el limón amarillo.
¿Cuál es la idea?
Lo primero que debes hacer tras exprimir el limón es limpiarlo con agua hervida. Y luego, sin secarlo, mételo directamente en el congelador. El secreto de este procedimiento es obtener una dureza que te permita rallar el limón, tal cual un pedazo de queso. Una vez terminado, puedes guardarlo en un recipiente.
Y ahora sí podrás darle todo el uso que esta fruta merece. Una vez rallado, está listo para acompañar las sopas, ensaladas, bebidas frías y batidos, lo cual no solo te ayudará a bajar de peso, sino a darle un toque delicioso.
También podrás combinarlo con un sencillo vaso con agua, y tras 30 minutos en remojo puedes tomarlo. Así combatirá la retención de líquidos, diabetes, eliminar parásitos y hasta regular la presión arterial.
Las infecciones y hongos son enemigos que el limón congelado puede derrotar, ya que es un poderoso anti microbios. La ralladura puedes aplicarla directamente sobre la zona afectada y espera por al menos una hora.