Originada en el clima tropical y húmedo de la India, el cardamomo es un condimento de la familia del jengibre muy conocido por tratar problemas digestivos.
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Los egipcios usaban el cardamomo como un limpiador de dientes y los griegos, como perfume. En la actualidad, la especie se cultiva también en Sri Lanka, Guatemala y Tanzania.
Hay dos tipos de subespecies del ingrediente: la Elettaria, que es el cardamomo verde, y la amomum, que es el cardamomo negro, blanco o rojo. Se puede comprar en semillas o molido, pero es preferible moler las semillas en casa con un pila para que el sabor dure.
Es muy nutritivo, y el ingrediente posee además potasio, sodio, calcio, hierro, magnesio y vitaminas A, B y C.
Su uso no se limita a platos y condimentos; las semillas se pueden añadir a postres, bebidas y hasta en la medicina, donde se conocen como ingrediente afrodisíaco.
Según estudios del Centro Médico de la Universidad de Maryland, el consumo de cardamomo resulta beneficioso para el organismo debido a sus propiedades curativas y aunque es de sabor y aroma fuerte, hay múltiples opciones para prepararla.
Esto es porque puede tratar la disfunción eréctil y la eyaculación precoz, ayuda a expectorar el catarro, alivia los dolores de cabeza, previene los gases y la hinchazón abdominal, quita el mal aliento y los dolores de dientes, sin contar que es un antidepresivo y ayuda en el tratamiento del cáncer.
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Igualmente, el cardamomo tiene propiedades diuréticas que eliminan la hinchazón abdominal, ya que evita la retención de líquidos, acelera el metabolismo y hasta tonifica el estómago. Por esto es que si sufres de gastritis, este producto ayudará a neutralizar la acidez y mitigar el malestar.
También, desintoxica el cuerpo, limpia los riñones y la vejiga, por lo que su consumo es ideal cuando hay una infección urinaria. Estas propiedades ayudan también a combatir el mal aliento y el mal olor corporal.