Wellness

¡Respira! Deja de pensar demasiado las cosas

Pensar demasiado puede traerte momentos horribles

Pensar demasiado hace que encontrar la felicidad sea tan difícil. El cuerpo duele, te sientes cansada y hasta rígida sin necesidad de haber pasado horas en el gimnasio.

Durante el día, imaginamos, reflexionamos, creamos, calculamos, tomamos decisiones u buscamos alternativas a las situaciones que nos enfrentamos. Vivimos pensando pero hay que saber cuánta energía invertir en ello. No todos los pensamientos son válidos o útiles y cuando forzamos nuestra mente a creer que todo debe estar procesado y almacenado, nos provocamos una saturación que nos saca de quicio.

Es terrible preguntarse el por qué de todo, leer los mensajes una y otra vez, pensando si dijiste algo malo que hizo que no te contestaran de nuevo, mirar constantemente por tu hombro cuando vas caminando por la calle, pensando en todo lo malo que te puede estar siguiendo o armar absolutamente todo lo que vas a decir para convencer al otro de que sabes lo que haces.

Recomendados

 

Cuando piensas demasiado, te toma una eternidad tomar la decisión más pequeña, debido a la incertidumbre del resultado. Los errores que cometiste en el pasado se convierten en una plaga mental que no te deja dormir por las noches.

El exceso de pensamientos, sólo te paraliza e incrementa tus miedos e inseguridades a medida que les prestas más y más atención.

 

Pensar demasiado es la voz de la crítica que intenta destruirte, ya que duda de todos y de todo lo que te rodea. Entonces te hace dudar de ti mismo y segundo adivinar todo. Nunca sigues tu primer instinto cuando piensas demasiado las cosas.

Cuando piensas demasiado, tus juicios se enturbian y tu estrés aumenta. Pasas demasiado tiempo en negativo. Puede llegar a ser difícil actuar. No hay nada sano en una preocupación excesiva por el futuro, ni tampoco en el perfeccionismo y la auto exigencia exacerbada.

¿El mejor consejo?

No pienses en lo que puede salir mal, sino en lo que puede salir bien. En muchos casos, el pensamiento excesivo es causado por una sola emoción: el miedo. Cuando te concentras en todas las cosas negativas que pueden suceder, es fácil paralizarse. La próxima vez que sientas que estás empezando a girar en esa dirección, detente. Visualiza todas las cosas que pueden ir bien y mantén esos pensamientos presentes.

Sumérgete en la felicidad y lo que te hace sentir bien. Olvídate del mundo que te angustia. A veces es útil tener una manera de distraerse con alternativas felices, positivas y saludables. Cosas como la mediación, bailar, hacer ejercicio, aprender un instrumento, tejer, dibujar y pintar pueden distanciarte de los problemas lo suficiente como para detener el análisis excesivo.

Pon las cosas en perspectiva. Siempre es fácil hacer las cosas más grandes y negativas de lo que deben ser. La próxima vez que te encuentres haciendo una tormenta en un vaso de agua, pregúntate cuánto importará en dos o cinco años., incluso piensa si será tan grande en un mes. Ésta simple pregunta, cambiar el marco de tiempo, puede ayudar a cerrar esa manía de saturar tu cabeza con «¿y si?» y «¿hubiera?».

Respira. Nadie puede predecir el futuro; todo lo que tenemos es ahora. Si pasas el tiempo preocupándote por el futuro, estarás perdiendo tiempo y no llegarás a soluciones, así que pensar demasiado simplemente no es productivo. Pasa ese tiempo en lugar de las cosas que te dan alegría. Vive el momento y sé feliz.

 

Te recomendamos en video

Tags

Lo Último


Te recomendamos