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Así es como el miedo a decepcionar a los demás te impide crecer

Es normal tener miedo a decepcionar a los que nos rodean pero no es lo más sano para tu mente

Hay pocos sentimientos más frustrantes que no ser apoyados cuando más necesitas ayuda. La decepción se siente terrible pero es peor sentir que tú decepcionas a los demás. Decepcionar a otros que depositaron su confianza en tu es como una traición. Sientes que todo lo que has hecho se derrumba lentamente y que no tienes a nadie a tu alrededor para mantenerte entera.

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Pero aquí está la que todos detestamos reconocer: la decepción es enteramente una construcción de nuestras propias expectativas. Y no importa cuántas promesas nos haya hecho otra persona, la realidad es que no tiene la responsabilidad de cumplir con nuestras expectativas.

Para la mayoría de nosotros, lo que piensen nuestros seres queridos de quiénes somos es muy importante. En cierto modo, nuestra autoestima se basa en las opiniones de los demás y aunque no es determinante, suele ser muy complicado quererse si no tenemos la aprobación de ellos. 

La decepción es, tan incómoda como dolorosa y nadie quiere ser víctima de ella ni tampoco provocarla. Pero dejar de tenerle miedo es una forma de auto descubrimiento, autenticidad y realización. Hacer las ‘paces’ con decepcionar a los demás nos permite liberar nuestras demandas erróneas de perfección.

La tensión y el miedo que nos provoca no estar a la altura de los demás y terminar siendo «nadie» ante ellos provoca que nos quedemos en un trabajo “seguro” que realmente no nos atrae pero que es percibido como algo excepcional que abre cientos de puertas. También provoca que evitemos correr riesgos ya que dejamos de cumplir sueños por miedo a fracasar. 

Dejar ir nuestro miedo a ser decepcionados y decepcionar nos da la capacidad de asumir más riesgos y reconocer lo que realmente queremos.

Cuando podemos abrazar la desilusión, creamos un sentido de liberación y espacio que nos libera para ser lo que realmente somos y dejar de lado nuestro apego con las opiniones de otras personas. Esto no siempre es fácil, pero es tan poderoso y puede ser transformador.

Recuerda que decepcionar a los demás puede ser algo muy doloroso. Sin embargo, lo es mucho más no cumplir tus propias expectativas y sueños. Al final, la única persona que puede elegir cómo vivir eres tú.

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