Más allá de las rivalidades entre hermanas, la ciencia ha demostrado que tener una puede ayudar a la salud mental. Tener esta compañía puede hacernos mejores personas.
Son muchos los beneficios de crecer con una hermana y la mayoría de ellos están relacionados con el bienestar emocional.
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Los científicos aseguran que crecer con una hermana (O varias) puede reducir en forma significativa el stress. Las mujeres pueden lidiar más fácilmente con los sentimientos, por lo que en una hermana se puede recurrir en estos casos.
Según el estudio llevado a cabo por la Universidad de Ulster, las hermanas ven la vida de forma más positiva que el resto de la familia. Esta característica contribuye a palear el stress durante el crecimiento que se ve reflejado en mejores seres humanos en la adultez.
La investigación también descubrió que quienes crecen con una hermana tienen mejor autoestima. Las hermanas ayudan a prevenir las emociones negativas que conducen a la baja autoestima.
La negatividad puede conducir a depresión, ansiedad y temores que pueden generar graves problemas emocionales durante el crecimiento y la edad adulta.
La resolución de conflictos también es más sencilla cuando se tiene una hermana. Las tipicas peleas entre hermanos ayudan a formar carácter y criterio ante el manejo de la ira, la compasión y el autocontrol.
Sin duda, son muchos los efectos positivos de contar con la presencia de una hermana durante el crecimiento y es un afecto con el que podemos contar para toda la vida.