En la eterna búsqueda por hallar ‘armas de seducción’ que aumenten la atración física de la pareja o del crush que nos hace perder el sueño, son muchas las cosas que se pueden encontrar en el mercado.
Una de esas cosas son las feromonas sexuales sintéticas, las cuales se venden incorporadas en otros cosméticos como lociones, perfumes o cremas, asegurando tener la capacidad de hacerte completamente irrestistible para tu presa.
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Pero, ¿qué es lo que realmente hace que las feromonas enciendan las alertas de la otra persona y esta inevitablemente se vea obligada a poner los ojos en ti?.
La teoría parte de que los animales poseen un órgano denominado el vero nasal, que permite captar cualquier olor, incluidas las feromonas.
No obstante, los seres humanos tenemos este órgano totalmente atrofiado, pero aún así logramos segregar y notar inconcientemente, la presencia de dos feromonas: la androstadionona y el estratetraenol, las cuales provocan alterar el comportamiento de quien lo percibe.
Estas feromonas humanas son emanadas por el sudor de las axilas, la orina o el semen.
Lo que aseguran las casas de cosmética, es que el ser humano al detectar estos olores, la conducta humana experiementa un repentino aumento o despertar del apetito sexual.
¿Y la ciencia qué dice?
Sobre el poder afrodisíaco de estas sustancias, los científicos no tienen duda, pero sobre lo que sí queda mucha tela por cortar es sobre la auténticidad de las feromonas de laboratorio y su efectividad.
Si quieres poner a prueba y comprobar el impacto de estas feromonas por tí misma, recuerda colocar solo unas gotas en áreas estratégicas como en el cuello, detrás de las orejas, muñecas y senos.
Y lo más importante, explota al máximo tu personalidad, picardía poder de seducción y lenguaje corporal.