Para muchas mujeres tener relaciones sexuales no es algo de una noche y ya. Para ellas ese acto es muy importante y solo se realiza si de verdad aman a la persona y si se sienten seguras de lo que esas personas sienten por ellas.
Las mujeres tratan de cuidarse al máximo cuando inician una aventura amorosa, son cautelosas hasta saber cuáles son las verdaderas intenciones del hombre, y más si han sido lastimadas anteriormente.
Ellas sólo duermen con alguien que realmente aman, porque, en un proceso de madurar y volver al juego, retoman las experiencias que han tenido para aprender de todos los errores cometidos. Una relación fallida es el punto perfecto para los cuestionamientos: ¿por qué pasó?, ¿qué se pudo mejorar o qué estuvo bien?; así es como se llega a una serie de conclusiones.
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El sexo, aunque es importante, puede esperar mientras florece la intimidad y se conoce mejor a la otra persona hasta caer en esta etapa bonita donde le puedes decir «te amo», sin temor a ser rechazada y tener la confianza de que la otra persona sienta lo mismo.
Es importante no apresurarse, tomarse el tiempo de conocer lo más que se pueda a la otra persona, pensar si son compatibles o no, averiguar si comparten algo más que una atracción puramente física.
Dormir con alguien que se ama no sólo es un acto físico, es un acto de completa confianza, de comodidad, es poder compartir un momento íntimo con otra persona que no fue seleccionada al azar, es alguien importante que se ha ganado ese lugar.
La cama no es cualquier lugar, es tu lugar íntimo, de privacidad y sagrado, invitar a alguien a ese lugar es abrirle la puerta a los deseos propios y ocultos, y es el acto más arriesgado y prueba de amor que se puede tener con una persona.