Wellness

La pornografía de acceso fácil y su efecto en el erotismo y la sexualidad

Modernamente se entiende por pornografía todos aquellos materiales, imágenes o reproducciones que representan actos sexuales con el fin de provocar la excitación sexual del receptor.

La palabra pornografía procede del griego πορνογραφíα (porne es «prostituta» y grafía, «descripción», es decir, «descripción de una prostituta»). Por tanto, en sentido estricto designa la descripción de las prostitutas y de las actividades propias de su trabajo. Hay que decir, sin embargo, que el término es de aparición muy reciente, pues en la Antigua Grecia nunca se usó la palabra «pornografía».

Modernamente se entiende por pornografía todos aquellos materiales, imágenes o reproducciones que representan actos sexuales con el fin de provocar la excitación sexual del receptor.

La pornografía y el erotismo

Definir la pornografía se ha traducido en una evaluación cualitativa de su contenido, las normas éticas de la sociedad dan la referencia. Desde sugerir una relación sexual, a través de imágenes sexuales, palabras o manifestar un acto sexual explícitamente, puede ser considerado porno por el “pensamiento correcto”.

Recomendados

La producción de películas porno, tiene como base la anti-cultura y los intereses mercantiles de la sexualidad. Teniendo en cuenta una significativa asimetría entre hombres y mujeres, además se establece una aproximación de la pornografía y la prostitución, no sólo en las formas de representación de las mujeres, sino también en un modo de explotación económica y física del cuerpo femenino. Esto permitiría diferenciar más claramente los ámbitos de la sexualidad, entre el erotismo y la pornografía.

El acto sexual en sí no es vergonzoso, pero si lo sería, el acto del exhibicionismo y el deseo de involucrar a otros y negar su propia dignidad humana (se denigra hasta ser considerado solo un medio de satisfacción). En estos casos, la pornografía es sinónimo de vulgaridad o de obscenidad.

Tipos de pornografía

La forma extendida de agrupar los géneros pornográficos es de menos a más explícito (ya sean las posturas de pose o las acciones representadas). De esta manera estarían:

Soft-core: Es el género pornográfico en el que las escenas de sexo no se muestran de forma explícita. En el cine y la televisión, en particular, no incluye primeros planos de genitales (masculinos ni femeninos) y tampoco muestra en detalle penetraciones y felaciones.

Médium-core: pornografía convencional es aquella donde los modelos enseñan la totalidad del cuerpo en posturas más o menos provocativas.

Las famosas revistas Playboy o Penthouse son quizá los ejemplos más conocidos de este tipo de pornografía. Pese a existir clasificaciones que las ponen en el apartado anterior.

Hard-core: Es el género pornográfico más extremo, pues muestra explícitamente el acto sexual, ya sea vaginal, anal u oral, o con aparatos o cualquier otro tipo de utensilios. Este tipo de pornografía se subdivide según la orientación sexual: heterosexual, homosexual (masculino o femenino) y bisexual. Las primeras películas pornográficas y la gran mayoría de las películas actuales son heterosexuales; las películas gays son las segundas más vendidas y producidas.

Visión empírica observada en encuestas

Varios estudios han demostrado la inexistencia de un vínculo entre la pornografía y la violencia sexual. Para la mayoría de los usuarios se trata, más bien, de satisfacer una fantasía marginal debido a su mono-sexualidad. Prácticamente todos los hombres miran videos pornográficos, pero eso no afecta sus relaciones con las mujeres ni tampoco su comportamiento sexual (no son, en realidad, más violentos sexualmente que quienes no los miran). Los solteros consumían dos veces más pornografía (tres sesiones de 42 minutos por semana, en promedio) que quienes vivían en pareja (1.7 sesiones de 27 minutos, en promedio). Casi todos ven pornografía en solitario, y no desean compartir ese momento íntimo con ninguna otra persona, ni siquiera con su pareja.

Los varones buscan en la pornografía fantasías que ya habían tenido cuando tuvieron su primer encuentro sexual, en general alrededor de los 12 años de edad.

La industria audiovisual Internet y pornografía

«La industria masiva de la pornografía contemporánea despegó en los años cincuenta, con la creación de Playboy (1953).

Revistas

En un plano más erótico (para mostrar que no hay penetración), las revistas más importantes en los Estados Unidos son Playboy y Penthouse. En lo abiertamente pornográfico Hustler (Estafador) tiene un lugar especial en la historia y sobre todo la de su creador Larry Flynt.

Internet

La llegada de Internet explotó el mercado de la pornografía. Esta Difusión multimedia es más fácil e implica un público más amplio, de alguna manera trivializar el sexo. Los sitios pueden ser dedicados a actores o actrices de películas pornográficas, lo que permite la fidelidad del cliente. La Internet también ha visto el desarrollo de películas realizadas por aficionados. Incluso pueden ser vistas de manera gratuita e incluyen temáticas variadas (redtube, pornotube, etc.)

Neurobiología y pornografía

Los procesos neurobiológicos involucrados en una actividad pornográfica también existen, en parte, en los animales. La percepción y representación de la actividad sexual tiene también, como en los animales, un efecto de aumentar motivación. Los seres humanos buscan en su actividad sexual, maximizar el placer erótico. Las imágenes pornográficas, más en hombres que en mujeres, aumentan la excitación y la intensidad de los placeres eróticos.

En las sociedades modernas, con la evolución de Internet marcan finalmente un punto de inflexión decisivo entre pornografía y sexualidad, la pornografía masiva, al los 13 años el 80 % de las personas ha tenido algún contacto con imágenes porno.

Emergen nuevas formas generalizadas de sexualidad regresiva en etapas arcaicas y desprovistas de  vínculos relacionales, una sociedad hiper-sexualizada en un mundo líquido sin sentido, que sólo busca este placer superficial y fatuo. Produciendo dinámicas  poco sanas de las relaciones ellos concentrados en relaciones pulsionales irreales, tomándolas a ellas como objetos. Ellas entre el dilema de la mujer liberada (reinventan el consolador clásico  y lo llaman «Sex Toys», como un porno de alta tecnología) y aquella que busca su príncipe azul idealizado. Finalmente la pornografía sería el  lado opalescente  de nuestras fantasías, la parte más arcaica de nuestra sexualidad que expresamos en una sexualidad animal pulsional, sin emociones ni vinculación hacia el otro, reduciéndolo a un simple objeto de satisfacciones momentáneas.

Doctor Mauricio Salas Sironvalle, urólogo, sexólogo y magister en psicología clínica. Vicepresidente Sociedad Chilena de Sexología

www.urologiaysexologia.cl

Te recomendamos

Tags

Lo Último


Te recomendamos