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El sexo puede ser tu aliado para tener un sueño placentero, según destaca el investigador estadounidense Shawn Stevenson, en su libro Sleep Smarter, donde aborda en profundidad las causas de un mal dormir y qué hacer para cambiarlo.
Basado en estudios científicos, Stevenson afirma que “cuando se tiene un orgasmo se libera un cóctel de hormonas que promueven el buen dormir, como la oxitocina, vasopresina, norepinefrina, serotonina y prolactina. Y está comprobado que todos estos elementos mejoran la calidad del sueño de alguna manera u otra”.
Detalla que el cortisol es la hormona del estrés, lo que provoca que al final de un largo día el cansancio prevalezca sobre otras sensaciones. Allí es cuando la oxitocina, llamada la hormona del amor, podría entrar en acción para contrarresta su efecto en nuestro cuerpo.
Según el especialista, también la vasopresina también reduce el cortisol, lo cual es importante porque mejora la calidad del sueño. En cuanto a la serotonina y la norepinefrina, su interacción permite regular todo el ciclo del sueño: “En el caso de la serotonina, éste es un neurotransmisor que también se libera cuando se llega al orgasmo, y nos hace sentir bien”.
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Mientras que la norepinefrina ayuda a regular los ciclos de sueño, lo que facilita el sueño REM (Rapid Eye Movement en inglés), que es la quinta etapa del sueño y comienza aproximadamente 90 minutos después que nos dormimos. Se caracteriza por el movimiento acelerado de los ojos, de allí su nombre. También la serotonina hace lo mismo con el sueño profundo No-REM.
Por último, la prolactina está vinculada con la satisfacción sexual y es lo que le da fuerza al orgasmo femenino. Según Stevenson, el efecto de esta hormona es tan fuerte que cuando se les inyecta prolactina a los animales de laboratorio, se quedan dormidos inmediatamente.
