Sin duda, la cultura oriental, ha sido la que más nos ha instruido sobre el sexo y sus placeres, a través del kamasutra y técnicas de respiración que elevan los sentidos al máximo.
Una de las técnicas sexuales más interesante y poco conocidas es el carrete filipino, la cual se hizo famosa en los burdeles de Filipinas de siglos atrás. De acuerdo con los oriundos de la isla, ésta consiste en atar un cordel o hilo a la base del pene y apretar con firmeza para constreñirlo, alargando así el tiempo de erección e intensificando la sensación de la eyaculación.
Por supuesto esto no se trata de mutilar el miembro sino de exponenciar al máximo el coito. Por ello, el cordel debe ser grueso, de algodón y atarse de forma suave cuando el pene está erecto, de manera que durante el encuentro las palpitaciones del pene hagan que se libere el nudo y eyacule.
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Como toda técnica, es importante practicar para conseguir habilidad y poder realizarlo sin riesgos, sobre todo para que resulte placentero.
Aunque el carrete filipino se utiliza principalmente para la penetración, también se puede probar para realizar sexo oral o para la masturbación masculina, basta con atar la cinta cuando se ha conseguido una erección, seguir estimulando para mantener la excitación y desatar la cinta en el momento de la expulsión de semen.