Por redacción Nueva Mujer
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Un enlace matrimonial supone momentos de dicha y felicidad. Es un acontecimiento que preparas y, en muchos casos, visualizas desde que eres muy joven. Sarah Cummins y su pareja pasaron dos años planeando la boda de sus sueños, misma que fue cancelada una semana antes por motivos que prefirieron no revelar.
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Luego de esta difícil decisión, les hicieron saber que nada sería reembolsable, así que Sarah invitó a personas sin hogar de cuatro albergues a disfrutar de los platillos que se servirían en su boda. En su mayoría se trataba de veteranos de guerra sin hogar.
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Sarah no declaró al sitio IndyStar los motivos de la ruptura amorosa, se limitó a decir: «Para mí, fue una oportunidad para que estás personas supieran que merecían estar en un lugar como éste, al igual que todos los demás».
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Uno de los invitados a la boda dijo que el gesto de Sarah había sido hermoso pues era una difundir el amor y el respeto por las personas que no tienen hogar. Así, una boda que fue planeada por dos años y costaba más de 30 mil dólares, se convirtió en un acto de amor hacia otros.