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5 tips para evitar el hambre emocional y deshacerte de la ansiedad

A veces es inevitable pensar en comer cuando estamos estresadas o angustiadas

Por Karen Hernández

Todas hemos sentido esa sensación de vacío inexplicable en el estómago y por más que hayamos comido, la necesidad de llevar algo a la boca parece no cesar nunca. A muchas personas les preocupa la ansiedad por comer ya que ‘comer por comer’ puede desatar diversas consecuencias en la salud, como el exceso de peso o el llenarnos de comidas altas en azúcares o grasas que pueden desatar una diabetes o problemas de colesterol, entre otras cosas.

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Y no es que pasemos hambre o no podamos cumplir esos caprichos inesperados, simplemente se trata de entender cuál es el orígen de ese nerviosismo y aprender a calmarlo para que no lo cubramos con alimentos innecesarios.

El estrés, la tristeza, la ansiedad son algunas de las razones por las que uno piensa en el frigorífico con la esperanza de que desaparezca el malestar cuando en realidad, a la larga, te hará sentir peor. Si tuviste un mal día en el trabajo, te peleaste con tu pareja, tienes un examen importante o simplemente estás aburrido, comer te hará relacionar ese paquete de galletas o esa bolsa de frituras con satisfacción y el bienestar y siempre que te sientas mal, recurrirás a eso.  

Es un círculo vicioso que sólo te hará sentir culpable para después vovler a comer, sentirte bien y de nuevo culpable. Estos son algunos tips que puedes seguir para evadir caer en él.

Respira

Cuando te sientas angustiada lo primero que debes hacer es RESPIRAR lenta y profundamente. Cuando estás estresada o nerviosa, la respiración cambia y se vuelve más agitada por eso, debes tomarte un momento para inhalar y exhalar profundo hasta que seas consciente de tu respiración y la controles. Como estarás concentrada en tu respiración, calmarás tu mente y olvidarás esa necesidad de buscar qué encuentras de comer. 

Haz ejercicio

Mantenerte activa ayuda en muchos sentidos ya que por un lado, descargas todos esos sentimientos negativos o que tienes atorados y sólo te angustian; por otro, liberarás endorfinas, hormona de la felicidad que mejorá tu estado de ánimo. Además, hacer deporte oxigenará tu cerebro y te ayudará a ver las cosas con más claridad, encontrar una solución a eso que te angustia y dejar de pensar en qué habrá en la cocina. Por supuesto al terminar necesitarás recargar energía. Opta por alimentos ricos en proteína como huevo o pescado ¡y no olvides beber agua!. 

Expresa las emociones

No hay nada peor que tener esos sentimientos de angustia atravesados en el pecho o ese ir y venir de ideas en la cabeza que no te dejan tranquila. Cuando estamos en ese estado, es común dar mil vueltas y terminar en la cocina o la tiendita de la esquina en busca de algo que sacíe nuestra hambre emocional. Lo mejor es que saques una libreta y escribas todo lo que sientes o incluso ponerte a pintar, tejer o cualquier cosa artística que se te ocurra. Plasmar tus emociones a través del arte es terapéutico y te ayuda a entenderlas. Además, te mantendrá lo suficientemente ocupada para que dejes de pensar en frituras.

Olvídate de las dietas (especialmente aquellas restrictivas) 

Comer es un placer y aunque mantener una dieta libre de restricciones puede ser un riesgo para la salud, no hay por qué no darse un gusto de vez en cuando. La comida se disfruta y no hay nada peor que vivir con remordimiento o culpa pues a final de cuentas terminarás con más ansiedad y por ende, comerás más de lo normal. De vez en cuando es bueno darte un capricho, pero sin convertirlo en un hábito diario. Eso sí, nunca justifiques esos caprichos como una recompensa.

Haz un esquema con tus comidas y compra sólo lo necesario

Ir al supermercado puede ser fascinante para muchas pero también es un arma de doble filo. Una siempre va con la idea de comprar una cosa y sale con veinte «por si acaso» o «para hacer esa receta que vio en el televisor pero nuncá hará». Lo mejor es llevar siempre una lista de compras con lo que realmente necesitas y si puede ser basado en un plan de alimentación, mejor. Si planeas el menú de la semana, no tendrás por qué comprar más de lo que hay escrito. Nunca escribas los caprichos y cuando estés en el supermercado, nisiquiera entres a ese pasillo (llámese el pasillo de dulces o panes) o caerás en la tentación 

Como punto extra, es necesario decir que ante todo, hay que recurrir a un especialista en salud mental, sobretodo cuando el problema sobrepasa tu día a día. Esto es si tu ansiedad y hambre emocional te han llevado a tener problemas con tu salud o si has dejado de hacer alguna actividad por ello e incñuso si tu estado de ánimo ha cambiado drásticamente. Debemos ser conscientes de las necesidades reales de nuestro cuerpo y entender cuándo se trata de algo físico y cuándo algo emocional.  

 

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