Si hay un tema del que creo deberíamos hablar mucho más, es de salud mental. Yo trato de ser sincera, porque le tomo el peso a lo que implica vivir con una enfermedad o trastorno de este tipo.
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Es más; en los años en que he acudido a terapia por distintas razones, aprendí que mientras más lo neguemos, lo escondamos y nos avergoncemos de ello, mayor es el daño, más fuerte es el impacto.
Actualmente, la sociedad está más consciente de la necesidad de eliminar los prejuicios, pero por temas generacionales, es difícil que ese cambio sea rotundo. Todavía hay adultos que piensan que el psicólogo es para gente loca y que la ansiedad tiene que ver con comer más chocolates.
Como yo decidí aceptar y hacerme cargo de mi salud mental, también tomé la decisión de intentar sanar de distintas formas. En esa búsqueda, me encontré con la acupuntura. La verdad es que hace tiempo que tenía ganas de probarla, pero por una razón u otra, no lo había hecho.
Averigüé en Internet y encontré un centro que ofrecía varias terapias alternativas. Me dio bastante confianza y seguí adelante. El motivo principal por el que consulté, fue por un trastorno de ansiedad que desarrollé como consecuencia al dolor crónico por una lesión.

Al mismo tiempo que trataba de batallar con el dolor, mi cuerpo se resentía y eso me frustraba al punto de buscar otras vías de escape, pero el ejercicio no era opción. No podía hacer deporte y tuve que renunciar a algo que amaba y que además, me liberaba del estrés y las tensiones.
En mi primera sesión, la terapeuta me entrevistó y conversamos sobre mi vida, mi salud y lo que quería lograr con la acupuntura. Noté el profesionalismo y eso me ayudó a entregarme.
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Admito que tenía un poco de miedo, porque escuché de otras personas que habían sentido cosas extrañas con la acupuntura. Esa primera sesión era especialmente para eso: liberar las emociones y sacar ese peso.
Me puso las agujas en puntos estratégicos: las orejas, el pecho, las rodillas, tobillos. Cada punto representa energía y con las agujas, se produce ese desbloqueo que necesitamos para sanar, para que nuestro cuerpo se regenere a sí mismo.
Mi problema médico era más grande, necesitaba operarme, pero a pesar de eso, debo decir que en la primera sesión, sentí una paz inmensa que no experimentaba hace años.
No me dolió. Fue interesante, porque a pesar de ser excesivamente controladora conmigo misma, en ese momento, fui capaz de reconocer mi propia condición humana con sencillez.
Fue algo muy especial, me sentía completamente relajada, como fuera de mí pero muy conectada conmigo misma al mismo tiempo. Las siguientes sesiones tenían como objetivo liberar la tensión de mis caderas (lugar en el que está mi lesión), y en general, fue bastante positivo. Después, dormí como un bebé.
Muchas veces no nos damos cuenta de que todo lo que pensamos, sentimos y hacemos tiene codificación a nivel orgánica, celular, molecular. La acupuntura interviene en ello, rompe el círculo vicioso de la ansiedad y te da una nueva perspectiva.
Si pueden intentarlo, háganlo. Es importante que sea con alguien capacitado, que sepa lo que está haciendo, porque así es más fácil que te entregues y te relajes.