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Exreina de Quito, Carolina Báez, homenajea a su padre con un libro

Con 25 años, Carolina Báez, cumplió otro de sus sueños más íntimos. Escribió un libro en memoria de su padre, Marcelo Báez, con las anécdotas más relevantes de su vida.

Por Gabriela Vaca Jaramillo

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Hace un año la veía en entrevistas, en pasarelas, en cientos de eventos de obras sociales, abranzando a niños y ancianos, jugando en parques y en fundaciones pero lo más rescatable de todo era su entrega y dedicación para hacerlo, siempre con una sonrisa. Carolina Báez, exreina de Quito, nunca duda en dar apoyo, dentro y  fuera del reinado capitalino.

Con mucha emoción, presentó hace poco un libro dedicado a narrar la historia de su fallecido padre, Don Marcelo Narváez, a quien lo califica como la fuente de su energía y fortaleza.

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A inicios de marzo del 2016 mientras buscaba un documento específico en su computadora encontró en sus archivos viejos un documento que decía «Resoluciones 2011», donde plasmaba varios objetivos para aquella época durante su estancia en Florencia, uno de ellos fue aprender a catar vinos. Pero unas letras escritas en rojo y negrilla decían «escribir la biografía de mi papá«. Esto fue una señal para Carolina y de inmediato lo compartió con su madre, Eliana Hernández y hermana, Gabriela Báez, quienes la apoyaron para plasmar su deseo.

Ese mismo día, Carolina recopiló una lista de nueve editoriales y la última a la que llaméó estuvo dispuesta a ayudarla a sacar el libro. Ella ya tenía un preámbulo de todo el contenido, los posibles capítulos y empezó a darle forma al texto.

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«Lo hicimos en equipo, unas 80 personas me ayudaron a hacerlo, es gente que entrevisté en el proceso, ellos lo conocían además de muchos que me contactaban por redes sociales para compartir alguna anécdota con mi papi y en cuestión de dos meses estuvo listo el texto bibliográfico al que lo denominé «A su manera, memorias de mi padre«».

El texto está cargado de historias en las que dejan un mensaje de experiencia y aprendizaje, varias personas mencionaban a Carolina que que idolatraba a su padre y ella manifiesta que es lo mínimo que puede hacer por todo lo que Marcelo le enseñó. «Hay anécdotas increíbles, la gente que no entiende la dimensión de mi amor por mi padre pero pueden estar seguros que este libro guarda su verdadera historia, nada está inventado.

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Sus amigos le decían «extraterrestre» porque lo calificaban como un hombre impresionante muy diferente, decidido y que hacía cada cosa con mucha dedicación y amor. Él pensaba y se consideraba así, muy distinto al resto, y yo lo viví.

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Aquí lo presento en sus diferentes ámbitos, como hijo, como hermano, como novio y esposo además el capítulo que más me enorgullece es su papel como mi padre. Sin embargo tiene otras facetas como amante de los niños y animales, un aventurero, emprendedor y apasionado por los autos.

Una historia que la tengo muy marcada es cuando fue mi graduación del colegio, en este caso mi hermana y yo salimos cogidas de la mano de él y mi padre temblaba de la emoción. Nos decía «tengo tanto orgullo en el cuerpo y se me sale por los ojos». Lloraba por los triunfos de nosotras por ser las mejores estudiantes.

Esta fue la última celebración que compartió conmigo, en nuestra fiesta de grado bailamos toda la noche y aún resuenan sus carcajadas de emoción, sus halagos, las conversaciones con la familia, en fin tanto por recordar», confiesa.

Aprender a vivir en medio de la tragedia
Carolina señala que con este libro recién ha empezado a aceptar la pérdida de su padre, han pasado seis años y ella considera que ha sido difícil resignarse a esta realidad e insiste que no lo ha superado al 100%.

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Marcelo Báez, murió en un accidente automovilístico de Rally y a esta afición se dedicó desde que sus hijas fueron a estudiar a los EEUU. Su tiempo lo invertía en reconocer las rutas en las montañas así como en su taller, preparando a su carro.

Un 25 de abril, era un domingo, mientras Carolina estaba estudiando y recibió la fatal llamada de su madre que le avisó del deceso de Marcelo, a su vez Carolina también estaba en la dura tarea de avisarle a su hermana.

«Esto es algo que nunca te preparas para vivir, él tenía apenas 47 años y yo moría por dedicarle todos mis triunfos en vida pero te confieso que es de donde me he fortalecido al imaginar que sigue enviándome su bendición. El fue deportista y aventurero, hablaba de la muerte como un tema natural, diciendo que la vida no es eterna, que en algún momento nos llega a todos. Por ello mi madre, mi hermana y yo somos «a mil por hora», vivimos cada segundo como si fuera el último que nos queda.

Hay que saber que las sorpresas no siempre son buenas y en un instante te cambian la vida es por ello que siempre que me entero que alguien cercano fallece yo envío mis mensajes, incluso si no conozco a los afectados.

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Él se me ha manifestado en diferentes formas, en mis sueños, en mis pensamientos (sus ojos se llenan de lágrimas). Es mi energía y mi fortaleza. Pero a veces es demasiado difícil incluso para mis días grises, cuando solo escucho el sonido de la lluvia y entro en un estado d emelancolía por la tristeza y el anhelo d evolverlo a ver», reflexiona.

Con estos antecedentes, Carolina les invita a compartir junto a ella el gran amor a su padre y a conocerlo a través del libro que pueden encontrarlo en Mr. Books, Libri Mundi, y Rayuela o en la página A su Manera, memorias de mi padre, donde pueden solicitar el texto con una dedicatoria.

 

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