El constante cambio en el mundo, así como la evolución del trabajo desde la historia hasta hoy, son indicadores de un inminente desarrollo de la sociedad e influyen de diferentes formas en la calidad de vida de las personas.
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En la actualidad el trabajo se ha convertido en parte elemental de la vida de hombres y mujeres, como principal mecanismo para lograr estabilidad y bienestar, dedicando la mayor parte de su tiempo a este oficio.
No obstante, cuando se pierde el equilibrio entre lo laboral y personal, existe una mayor predisposición a padecer estrés. El estrés es un fenómeno muy frecuente en el mundo laboral, con graves consecuencias para la salud de las personas que lo padecen.
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«El grado de estrés tiene que ser el suficiente para aumentar la satisfacción laboral, pero sin sobrepasarlo para no caer en la enfermedad», señala Cristina Chávez, médico internista. Existen diferentes estímulos denominados «estresores», que provocan el desencadenamiento del estrés en un momento determinado y afectan al individuo.
Estos pueden presentarse a causa de factores laborales, familiares o personales, determinando la aparición rápida o tardía de los síntomas como alteraciones psicológicas, de conducta o físicas. Una de las alteraciones más comunes a causa del estrés es la cefálea o «dolor de cabeza», algo que para muchos podría ser un malestar casual y momentáneo, pero para otros puede ser un problema angustiante que puede llegar a afectar en la vida familiar, las relaciones sociales y el trabajo.
Se calcula que un 47% de los adultos han sufrido por lo menos una cefálea en el último año. Además, en el Estudio de la Carga Mundial de Morbilidad, actualizado en 2004, la cefálea intensa (migraña) por sí sola representó un 1,3% de los años perdidos por discapacidad.
La migraña y el dolor de cabeza tensional, son los tipos de cefáleas más comunes y representan el 90% de esta patología. Curiosamente, ambas condiciones tienen predominio en el sexo femenino, siendo más frecuentes en edades entre 30 a 40 años.
Esto podría deberse a que en la actualidad la vida de las mujeres está cambiando y es cada día más retadora, lo que implica mayores preocupaciones debido a sus diferentes roles en la sociedad.
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El dolor del estrés
Se calcula que el 50% de las personas que padecen cefálea se tratan ellas mismas. Al ser el estrés el factor principal de esta condición, es importante diferenciar el tipo de dolor que se padece, ya que puede desencadenarse en otro tipo de enfermedades.
Según sus síntomas e intensidad se clasifican en tres grupos:
• Las cefáleas primarias: Corresponden a un dolor de cabeza que es el principal o único síntoma de la enfermedad, como la migraña y la cefálea tensional.
• Las cefáleas secundarias: Son un síntoma de otra enfermedad que puede ser benigna (sinusitis), hasta muy grave (hemorragia cerebral, meningitis, tumor etc.). No son muy frecuentes y pueden ser la manifestación clínica de una multitud de patologías cerebrales o no.
• Neuropatías craneales: Afectan la región craneo-facial, por ejemplo, las neuralgias. Frente al acelerado ritmo de vida que llevan las personas en la actualidad, las visitas al médico se vuelven escasas. Sin embargo, es recomendable prevenir las cefáleas por medio de un tratamiento profiláctico o a través de técnicas que permitan controlar el estrés como la relajación, el control de la respiración o la psicoterapia.
Además, existen alternativas a los analgésicos, como la acupuntura, meditación y música, que ayudan a reducir temporalmente el dolor de una cefálea. Recuerde, si los síntomas persisten y/o se agudizan es recomendable visitar a un doctor, para llegar a un diagnóstico exacto y recibir un tratamiento adecuado.
Parte importante de la prevención de enfermedades radica en informarse de manera constante, a fin de conocer sobre los alcances, medidas de cuidado y tratamientos.