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Claves para sumarte al boom del “DIY” y hacer tus propios regalos de Navidad

Este fin de año ha sido distinto. Son muchas las personas que han intentado darle otro valor a los regalos. Sin ir más lejos, en el curso de mi hija, Quinto Básico, jugaron al tradicional amigo secreto y cuando le pregunté qué quería comprarle a su amiga, me dijo que tenía que ser algo hecho por ella; acto seguido abrió Youtube y me mostró algunas de las cientos de opciones.

Si bien hay personas que tienen un talento innato para hacer manualidades –desde cocinar hasta coser– hay otras que tienen las mismas ganas pero menos recursos «naturales». Hacer un regalo que confeccionamos con nuestras manos tiene cada día más valor y, por lo mismo, quienes quieren aprender o perfeccionar la técnica, cuentan con un mundo de posibilidades.

Pinterest es el paraíso del DIY. Hay ideas por montones para hacer las mejores manualidades. De hecho, tienen su propia sección de «Hazlo tú mismo», que filtra todos los tutoriales dedicados a este tema. Si lo prefieres, también puedes seguir los tableros de DIY en la plataforma y, así, las novedades aparecerán en la pantalla de inicio cuando entres.

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A su vez, cada vez es más frecuente encontrar a personas que viendo un video en Internet terminan convirtiéndose en verdaderos maestros del arte de hacer cupcakes, postres imposibles, tejidos impresionantes o cualquier cosa que se nos pueda ocurrir.

Internet ha sido clave en esta tendencia que hace unos años reflotó el valor de lo hecho en casa y nos hizo recordar las clases de Técnicas Manuales, donde las profesoras se esmeraban en enseñar bordado, tejido, bricolage, papel maché o decoupage. Esto motivó, a su vez, que muchos hayan visto en esta moda no sólo un hobby, sino un camino profesional.

Connie Achurra vivió este proceso cuando dejó su trabajo televisivo. «Realicé clases de canto durante varios años. Trabajé en ‘Rojo’ como jurado, en mi rol de profesora de canto, los 3 últimos años del programa. Como terminó abruptamente, casi de un momento para otro, fue esa situación difícil la que sirvió para que viera la oportunidad de dedicarme a los muebles, que era algo que me gustaba mucho. Tenía en la cabeza el tema porque había restaurado algunos míos y habían quedado muy bonitos, todo el mundo los había celebrado… Entonces me decidí a empezar». Recuerda que partió lentamente, restaurando muebles pequeños que compraba en el Persa Bío-bío. «Llevo cinco años en esto. Todos mis trabajos son a pedido. No tengo stock, todo lo que está aquí está a punto de irse, o en proceso de fabricación», nos cuenta.

Una escuela

En España van un poco más adelante en lo que a esta tendencia se refiere y existe el Instituto Do It Yourself. Se trata de una iniciativa del colectivo Todo por la Praxis, un programa de aprendizaje colaborativo bajo una máxima: aprender haciendo.

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Como su nombre lo dice, DIY apela al «hazlo tú mismo». «Partimos de esta filosofía para plantear Do It Together, utilizando metodologías más colaborativas a través de procesos de construcción colectiva. Nos interesa fomentar el intercambio de conocimientos y experiencias, siempre vinculadas a aplicaciones directas de diferentes iniciativas ciudadanas (huertos, dispositivos móviles, estructuras flexibles, geodésica, arquitectura efímera, mobiliario urbano, entre otros). Los talleres de la escuela IDYS plantean un modelo pedagógico donde el aprendizaje tiene lugar a través de la interacción con otros en un contexto de experimentación a través de la acción», señalan. Los talleres son impartidos por expertos o colectivos especialistas en distintas áreas.

Las makers chilenas

Realizar objetos para la casa, el jardín, para vestirte tú o tus hijos o, mejor aún, regalar, es obviamente un placer. Y más allá de la nostalgia que pueda generar sentarse frente a la máquina de coser, es una realidad que lo «hecho en casa» se transformó en una especie de actividad industrial con mercado propio. A nivel mundial hay desde negocios especializados, libros, ferias (en Chile, la Expo Materiaprima es el paraíso de las DIY), blogs, fanpages de Facebook, hasta sitios web como el argentino Ofelia Feliz (www.ofeliafeliz.com.ar), el español Artesanio (www.artesanio.com), o Etsy (www.etsy.com), donde pueden venderse objetos fabricados por los mismos usuarios. Las fanáticas definen este sitio como la gran feria arty de la web, un verdadero marketplace electrónico que da la posibilidad a cualquier persona de tener su propia «tienda» para vender cualquier cosa que haya creado a mano.

En Chile el concepto de «hágalo usted mismo» también ha crecido y hay una serie de opciones que encontramos en la web, desde www.materia prima.cl hasta www.hagaloustedmismo.cl; las entendidas recomiendan también www.facilisimo.cl y www.contarte.cl, donde se muestran regalos que pueden hacerse en este periodo del año, videos asociados que indican el «paso a paso», y direcciones para comprar los materiales necesarios. En ese sentido, barrios completos son destino obligado si quieres entrar en este movimiento maker, como Rosas (maderas, figuras de trupán, servilletas para decoupage, mostacillas y piedras para hacer collares), Independencia (telas y materiales de costura), Meiggs (papeles especiales, cartulinas) y Franklin o La Vega Central para ingredientes de pastelería.

El perfil del DIY

Aunque su nacimiento es en Estados Unidos, el «Do it Yourself» o DIY está asociado a movimientos anticapitalistas –del tipo «no compres en mall ni objetos fabricados en serie»–.

Con el paso del tiempo esta manera de ser autosuficiente se trasladó al resto de la sociedad, pero enfocado de otra manera: el de explotar la creatividad y disfrutar del tiempo de ocio de una forma más sencilla y rápida.

No en vano esta tendencia se ha transformado en el entretenimiento preferido de aquellas personas que no tienen mucho tiempo libre y que buscan en Internet una forma nueva de explotar al máximo su capacidad creativa, haciendo algo que les produzca algún tipo de satisfacción.

Y no hay nada más satisfactorio que hacer las cosas uno mismo y poder enseñarlo a todo el mundo.

 

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