La relación entre alimentos, nutrición y mejoramiento de funciones específicas de nuestro organismo se ha puesto de moda. Mejorar o potenciar la función inmune, el desarrollo intelectual, la capacidad física de trabajo y el rendimiento deportivo son el deseo de muchas personas, lo que ha llevado a la creación de mitos y creencias en torno a la alimentación. Así, han surgido «alimentos mágicos» o «súper alimentos», a los que se les atribuyen propiedades que no poseen o se magnifican las que sí tienen.
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Pese a su popularidad, no existe ninguna definición oficial de «superalimento». Por ejemplo, The Oxford English Dictionary describe el término «superalimento» como: «un alimento rico en nutrientes, considerado especialmente beneficioso para la salud y el bienestar«. Otros autores los definen como «aquellos donde la misma naturaleza ha concentrado una mayoría de sustancias químicas, haciéndolo un alimento saludable, para el beneficio nutricional del hombre».
En general, el término «superalimento» se refiere a alimentos, especialmente frutas y verduras, cuyo contenido en nutrientes les confiere un beneficio para la salud superior al que puedan tener otros alimentos.
Algunos ejemplos de alimentos considerados «Superalimentos»:
• Arándanos: uno de los más populares, conocido por su alto contenido de antioxidantes, que inhiben el crecimiento de las células cancerígenas y que revierten la pérdida de memoria asociada a la edad.
• Acaí: se ha considerado superalimento por su alto contenido de antioxidantes y se le atribuyen efectos desintoxicantes y adelgazantes, mejoramiento de la función digestiva, la irritación de la piel, la función sexual e incluso el insomnio.
• Betarraga: sería un superalimento cardiosaludable ya que contiene altos niveles de nitrato que son convertidos en óxido nítrico por el organismo, y se sabe que el óxido nítrico reduce la presión arterial y disminuye la formación de coágulos.
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• Cacao: sus flavonoides reducen drásticamente el riesgo de cardiopatías mediante la reducción de la tensión arterial y el aumento de la elasticidad de los vasos sanguíneos.
• Salmón: sus ácidos grasos omega-3 se han asociado a la prevención de problemas cardiacos en personas con alto riesgo cardiovascular, así como de que alivien el dolor articular en personas con artritis reumatoide.
• Semillas de Chía: presentan un alto contenido de grasas Omega 3 y contienen fibra soluble e insoluble. La fibra soluble es buena para reducir el colesterol y regular la glucosa en sangre. Son ricas en calcio, fósforo, manganeso, hierro, potasio, zinc, cobre, vitaminas del complejo B y vitamina E.
• Maca: es una planta proveniente de Perú y Brasil y desde hace muchos años es usado en las culturas indígenas. Además de ser una hierba muy nutritiva, mejora la potencia sexual y la líbido, debido a su alta concentración de proteínas y de nutrientes vitales.
•Spirulina: este alga mejora el metabolismo, la absorción de nutrientes, el sistema inmune y actúa como antialérgico y descongestivo natural.
• Bayas de Goji: se le atribuyen efectos sobre el envejecimiento, el mejoramiento de la vista, la regulación del sueño y del apetito, protector del hígado y los riñones y para tener energía.
La mayoría de los estudios han determinado cuáles podrían ser las propiedades para la salud y los mecanismos fisiológicos de los compuestos presentes en determinados alimentos, de manera aislada, pero no nos garantizan que dichos compuestos vayan a tener los mismos efectos en las personas cuando son consumidos en la dieta.
Sin embargo, no es realista esperar que uno o un pequeño conjunto de «superalimentos» vaya a mejorar nuestros problemas o a aumentar significativamente nuestro bienestar. Es necesario que seamos realistas en cuanto a si verdaderamente se pueden obtener beneficios para la salud con nuestras dietas reales, porque difícilmente un alimento nos aportará todos los beneficios que se le adjudican si está inmerso en una dieta desequilibrada o poco saludable.
Una alimentación saludable y variada, que incorpore frutas y verduras, cereales integrales, pescados, frutos secos, etc., nos proporcionará nutrientes tanto o más valiosos que los que se encuentran en los superalimentos.
Para asegurarnos una ingesta equilibrada de nutrientes, debemos aumentar el abanico de alimentos nutritivos que incluimos en nuestras dietas, en vez de centrarnos exclusivamente en un pequeño conjunto de alimentos de los que se ha afirmado que son «súper». Una dieta equilibrada, variada, placentera y sostenible en el tiempo nos aportará todos los nutrientes esenciales para una óptima nutrición y salud, lo que sin duda nos hará vernos y sentirnos mejor.
El consumo de los denominados «superalimentos» no está contraindicada y sus aportes nutricionales son muy valiosos, pero debemos considerar que son «uno» de muchos alimentos que ingerimos en nuestra dieta diaria, por lo tanto la premisa más importante es que «la dieta como un todo debe ser saludable y equilibrada».