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Kate del Castillo y Los 33: “La historia es chilena, pero universalmente humana”

Es una de las actrices más populares de México, también se abrió paso en Estados Unidos, y personifica a “Katty Sepúlveda” en la película basada en el rescate de los 33 mineros chilenos.

Comenzó su carrera como actriz cuando era niña, pero fue con la teleserie «Muchachitas» que se convirtió en estrella en su México natal. A partir de ahí no ha parado, lleva más de 9 telenovelas en el cuerpo, muchas de ellas transmitidas en más de 100 países.

Se abrió paso en Estados Unidos como consecuencia de su actuación en la exitosa película «La Misma Luna» que es hasta ahora una de las películas de habla hispana más taquilleras en la historia de ese país (y también dirigida por Patricia Riggen, la misma de «Los 33»). A partir de ese momento comenzó su carrera en la televisión americana debutando con la serie

«American Family», junto a Edward James Olmos; tiempo después apareció como invitada en seis episodios de la quinta temporada de la comedia «Weeds», y tuvo el papel principal en «La Reina del Sur» («Queen of the South») mini-serie basada en la novela de Arturo Pérez Reverte sobre una joven mexicana quien, sin darse cuenta, se convierte en una de las narcotraficantes más poderosas en el mundo. Acá, uno de sus últimos papeles fue como protagonista de «Dueños del paraíso», donde compartió escena con el chileno Jorge Zabaleta y que transmitió TVN.

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Ahora está en los cines chilenos con uno de los roles protagónicos de «Los 33», la película que narra la historia de los mineros atrapados durante 69 días bajo tierra el 2010, cinta que ya es calificada como uno de los mejores estrenos de todos los tiempos, con récord de asistentes. Interpreta a «Katty Sepúlveda», la esposa de «Mario», una de las dos fuentes de fuerza y esperanza del ex minero. La otra era su hija «Scarlette» (la actriz Naomi Scott).

Había trabajado antes con Antonio Banderas en «Verdades que matan», y en su curriculum encontramos, por ejemplo, que la nombraron Embajadora para la Comisión Mexicana de Derechos Humanos para combatir el tráfico de humanos en 2009, también es portavoz de la organización animalista PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales, en inglés), y publicó recientemente «Tuya», su primera novela, basada en un libreto que también escribió.

¿Qué aprendiste con «Los 33»?

La importancia de mantenerte unido a tus amigos y familia. La primera escena de la que fui parte en Chile fue afuera de la mina, en la noche, cuando los supervisores de la compañía minera les dijeron a las mujeres que no tenían idea de lo que estaba ocurriendo realmente bajo tierra. Tuvimos un ensayo para esa escena, y todos los mineros estaban ahí, volviendo a actuar como extras algo que verdaderamente habían vivido en el pasado. Todas las actrices, Juliette (Binoche), Adriana (Barraza), Elizabeth (De Razzo) y yo nos miramos en silencio, impactadas. ¡Me sentí conmocionada! Recuerdo haber pensado «¡ellos sí vivieron esto! Esto es importante».

¿Qué tan especial es retratar a alguien que existe en la vida real?

No la retrato precisamente, no necesito caminar como ella ni repetir sus gestos, ya que no es famosa y el público realmente no la conoce. Cuando pienso en «Katty», mi personaje, la primera imagen que se me viene a la mente es una de esas muñecas rusas, una adentro de la otra, muchas mujeres dentro del mismo personaje. Trato de comprimir a varias mujeres que estaban atrapadas afuera esperando noticias de sus esposos, hermanos, primos, hijos. En todo caso, fue una responsabilidad enorme.

¿Conociste a la verdadera mujer de Mario Sepúlveda?

No, acababa de tener un bebé, así que era imposible llevarla al set. Pero hablé con todas las demás, incluyendo a su hija, y a Mario, desde luego.

Cuando los conociste, ¿qué les preguntaste?

Me fascinaba todo. Mis primeras preguntas fueron sobre cómo cambiaron después del accidente, qué cambió en ellos, internamente. Durante muchos días todos pensaron que esos hombres estaban muertos. Después de descubrir que estaban vivos llegó la etapa de angustia de realmente no saber si los iban a poder rescatar. Era como si esa pesadilla nunca fuera a terminar. Fue una experiencia impactante llegar a conocer a estas personas más íntimamente.

Estuvieron 69 días bajo tierra, y salieron ni siquiera gravemente lesionados. El final de la tragedia, ¿es el resultado de un milagro?

¡Ay, sí! No soy religiosa, pero tengo que decir que creo en los milagros. Debo hacerlo. Acabo de estar ahí. Los vi. Sentí algo que podría llamarse un toque de Dios. También está el aspecto del destino. Sí creo que los rescataron para que hicieran algo más grande con sus vidas. Confieso mi ignorancia sobre su realidad antes de que empezáramos a filmar. No tenía idea que la historia de vida de un minero hoy fuera tan arriesgada, tan dura.

De hecho, al principio de la película se informa que doce mil mineros mueren cada año a nivel mundial debido a accidentes de trabajo…

¡Sí, es impresionante! Son muchos. Simplemente detente a pensar en el número de familias afectadas por ello. Es un trabajo de muy alto riesgo, y sus familias nunca saben realmente si regresarán a casa. Así es como viven todos y cada uno de los días de sus vidas.

El dinero se transforma en elemento clave para tu personaje en un momento de la película…

Supongo que te refieres a la editorial ofreciéndole mucho dinero a ella y a «Mario» para asegurar los derechos de contar su historia. Lo ves en su rostro, espero, que ella sabe el cambio de vida que implica esa propuesta. Sí, «Katty» piensa en cómo transformar a su esposo en un ícono, un héroe, una celebridad. Hubo un circo afuera de esa mina y ambos fueron ambiciosos pero, ¿qué podían hacer?

Al final gana la camaradería, tanto bajo tierra como en el campamento. ¿Cómo fue compartir el set con Juliette, Adriana y las otras actrices?

Único. Formamos un equipo, y todo comenzó para nosotras en ese primer ensayo con los verdaderos mineros trabajando como extras. Juliette es muy orgánica, como un animal salvaje. Se entrega con todo. Me encanta este tipo de artista. Nunca hace la misma escena dos veces; cada toma es una sorpresa. Yo estaba ahí y podía verla haciéndolo. ¡Es impresionante! Éramos tan buen equipo que se me pone la piel de gallina sólo de recordar la camaradería de las mujeres que filmamos «Los 33». Y también teníamos una vaca…

Sí, la vaca fue clave en una de las escenas más impresionantes, la de «la última cena»…

Le pusimos nombre, Gabriella. Y de verdad tenías que verlo, ya sabes, Patricia (Riggen, la directora del filme) diciendo «Gabriella, ahora vete a la izquierda, ¡ahora quédate quieta!» ¡Dios mío, fue tan chistoso! Para las mujeres ésa fue nuestra primera escena. Los hombres llevaban semanas filmando adentro de la mina, así es que cuando nos vieron llegar fuimos como diosas para ellos. Nuestra sensación era de «muy bien, esto es fantástico». No tengo idea cómo sobrevivieron los actores. No sólo el entrar a la mina y arriesgarse a un verdadero colapso, sino también al hotel sin agua caliente, por ejemplo. Todo fue duro, pero lo lograron, y eso se transmite en la película. Patricia obtuvo exactamente lo que necesitaba y quería.

¿Ella fue clave para elegir un reparto internacional para esta película?

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