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Katyna Huberman: “Soy más mamona que ellos”

La semana pasada comenzó a grabar la teleserie “Veinteañero a los 40”, en Canal 13, luego de pasar más de un año cuidando a sus tres hijos. Un periodo agotador, pero repleto de recompensas.

Por: Carolina Palma Fuentealba.

La semana pasada, Katyna Huberman (43) comenzó a grabar “Veinteañero a los 40” en Canal 13, donde interpretará a “Jaquie”, la mejor amiga de la protagonista (Tamara Acosta), su confidente máxima. “En el fondo es una mujer que, pese a todos los conflictos, es súper optimista y gozadora. Muy directa, libre, no tiene nada de conservadora. Es de pensamiento hablado”, cuenta.

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Para nuestra especial Día del Niño se animó a hablar de la niñez: “Hasta ahora sigo siendo niña. No irresponsable, pero sí muy niña. Como se imaginan, era muy sociable, buena para contar historias y podía estar en cualquier parte. Tenía muñecas y autos, pero me gustaba mucho la calle, saltar a la cuerda. Era media hincha pelota”, acepta.

Su infancia la define como bonita. Vivía con su hermana 1 año mayor, eran bien apegadas con sus primos. Su padre tenía buena situación económica, así es que era normal irse a la playa, viajar y armar panoramas novedosos. Y, como muchas de nosotras, salían a jugar a la calle sin miedos y absoluta libertad. “Jugábamos al ring-ring-raja, usábamos las bicicletas todo el día.

Uno iba a la casa del vecino todo el rato, tirabas la bici en la calle. Salía en la mañana y no llegaba a la casa hasta la noche, y solos. De repente salía mi mamá y gritaba ‘¡Katyna! ¡Entren a tomar la leche!’ (ríe). Los papás no sabían dónde estaba uno y, ahora que lo pienso, me muero si no sé dónde están mis hijos”, reflexiona entre risas.

A los 37 años –junto a su marido Jimmy Frazier, músico y productor musical– se convirtió por primera vez en mamá con la llegada de Lou (6). Luego vino Kai (4) y, sin querer queriendo, apareció la bella y delicada Zoe (10 meses). Se nota que vibra con sus niños. No duda en jugar con ellos, saltar, hacerlos reír y participar en cuanta actividad existe. “Soy una mamona”, reconoce.

¿Ha cambiando la forma de criar a tus hijos estos 6 años?

Me embaracé del primero a los 37 y de la Zoe a los 43, pero la crianza no ha cambiado tanto. He vivido entre el ensayo y el error, y probamos diferentes acciones porque los niños van creciendo, nos vamos adaptando. A veces quieren conseguir lo que quieren y debes poner más reglas. Aunque lo que queremos para ellos es lo mismo: que sean niños tolerantes, libres, que sepan respetar a las personas, los espacios, que a veces cuesta porque aún no tienen esa empatía.

Es difícil tratar con niños tan chicos esos puntos

Uno me dijo una vez ´mira mamá, esa niña es gorda´. Quizás lo escuchó en el colegio, porque acá nunca hablamos de esa forma. Ahí le expliqué que da lo mismo, que todos somos diferentes, que hay personas gorditas, flacas, altas, bajas Da lo mismo. A él no le gustaría que le dijeran ´mira el flaco´. No tiene que hablar como si fuera algo para destacar, y me encontró la razón. Igual son niños y hay que hacer el ejercicio muchas veces, perseverar. Queremos que sean buenas personas, sociables, que les guste conocer otras cosas.

Salen mucho con ellos, según hemos visto en las redes sociales

Tenemos a nuestra nana de lunes a viernes, y no contamos con la ayuda de abuelos, así es que si queremos hacer algo, vamos con todos ellos. Lou va con Jimmy al estudio, se instalan, hacen cosas juntos, vamos todos a las pruebas de sonido, fuimos a Lollapalooza con la Zoe más chica aún, con sus audífonos (ríe).

Cuando ves a otros niños, sin ánimo de criticar, ¿notas la diferencia?

No sé si es peor o mejor, en realidad. Ellos son igual de niños, les dan pataletas en la calle. Ahora, creo que papás presentes y estimuladores pueden dar buenos resultados. Pero hay niños “caos” con papás presentes y todo. Por nuestra parte, queremos ser presentes, no perdernos nada. Somos pesados con nosotros mismos. Vamos a todas las actuaciones porque a los dos nos daba lata cuando iba uno de los dos papás o llegaban tarde. Yo pido permiso si estoy grabando para ir al show de mis hijos en el colegio, y siento que ellos se sienten chochos.

Trabajos de colegio, ¿los ayudas, ya eres experta en artes manuales?

Es cierto. Les hago todo, no compro nada. A los dos les creo sus disfraces de ballena, grillo, de todo. Los coso en la noche y ellos llegan al colegio con su disfraz hecho por su mamá. Lou hasta llevó la sorpresa del cumpleaños de Kai para mostrarles a sus compañeros lo que hicimos en la casa.

¿Cómo te manejas con el uso de la tecnología?

Aquí hay horarios para la televisión en la semana. En la mañana no se prende para mantenernos tranquilos, así que si se levantan de mal genio, hay que soportarlos no más. O se levantan y juegan con sus juguetes y listo. Cuando vuelven del colegio, el menor duerme siesta y Lou puede ver una película o “monitos”, y cuando Kai se levanta escoge otros monitos. Después de eso apagamos el aparato. A las ocho están acostados.

Mucha actividad. ¿Y pasa lo mismo con los celulares o Ipad?

Encuentro que estos aparatos son muy tóxicos y no tienes control de lo que ven. Incluso veo algunas películas y se las guardo para más adelante porque son agresivas, con disparos. La tecnología los atonta. Nosotros queremos niños que jueguen, no niños pegados a la pantalla. Está claro que nacen con la tecnología, pero todo tiene un horario y una edad. No tenemos ni videojuegos, Jimmy tenía, pero no se sacaron más porque no queremos niños pegados. Cuando jugábamos con Lou con un caballo que tenía, me decía que los caballos no volaban, pero con la imaginación el caballo puede hacer lo que quiera. “Si quieres que vuele, que vuele”, le digo.

¿Qué dinámicas se instalaron?

En la casa no se escucha mucha música, sí en el estudio de Jimmy, y no se ve tele; yo tampoco. Sí ven películas, y paso harto tiempo con ellos. No porque esté mi nana duermo la siesta. Si estoy en la casa, estoy con ellos. Si hablamos de música, Jimmy ensaya, toca guitarra, los hace escuchar. Y como Lou lo acompaña siempre, quiere tocar la batería desde que tiene dos años. A los cuatro le compramos una batería chica que está en el estudio ahora. El próximo año tendrá taller de batería en el colegio, así que lo meteré para ver si le gusta. ¡Tiene ritmo y anda tocando todas las cosas!

¿Cómo te has sentido estos meses en la casa?

¡Ha sido agotador! Criar es una pega dura. Cuántas mujeres dicen que quieren volver a la oficina porque ahí descansan. Llevo un año y medio en la casa, porque la teleserie se dilató. Incluso el de cuatro años pensaba que no trabajaba. Imagínate que dejé de grabar cuando Kai tenía dos años y medio, así que no se acuerda. Ha sido cansador, pero rico. A la larga será muy positivo para todos este tiempo, y más para mí, porque soy más mamona que ellos (ríe). Ellos necesitan tener a sus papás presentes, y haber estado todos estos meses aquí ha sido muy bueno.

Con tu marido también.

Sí, como tiene horario extendido le pido que llegue antes para conversar, para saber en qué está (ríe). A veces tiene la libertad y se toma un día. El viernes pasado, por ejemplo, fuimos al parque en la mañana, jugamos a la pelota, paseamos, almorzamos temprano. Después los tres se fueron a cortar el pelo juntos mientras me fui a trabajar. Tarde de hombres.

¿Viste celos de hermanos con la llegada de Zoe?

No, la verdad. Ellos la aman. El Lou es un papá chico, la abraza, le hace cosas, la quiere tomar, entra a la pieza y la saluda a ella no más. Para el chico tampoco es tema, antes decía que Zoe era como una flor. Nunca la pasan a llevar ni nada. Entre ellos se aforran, pelean como hombres, pero con ella, nada.

¿Ha sido distinto criar a una niñita?

Sí. Es bien tranquilita, como Lou cuando chico, aunque sé que las niñas son más de nido, de estar tranquilitas. Los hombres necesitan correr, saltar, moverse. La Zoe es lo más femenino que hay en la casa, te digo altiro (ríe). Ha llegado a llenar un espacio importante. Hasta ahora es una señorita, suavecita, tiene otra energía. Es muy bueno porque aquí hay una energía muy masculina, hasta la mía es masculinita. La Juli, mi nana, encuentra que la Zoe es muy femenina, pero aperrada porque los otros le pasan por arriba y ella se queda tranquila; ellos gritan y ella los mira no más. Es tolerante, paciente. La Juli me dice que es igual a mí en lo aperrada (ríe). Pero son todos regalones, y yo soy peor que ellos.

¿Más hijos?
¡No! En la tercera cesárea me operé porque ya estoy viejita, poh´.

¿Sentiste miedo al tener hijos a los 43 años?

Con todos tuve miedo. Siempre pedía que la ecografía de los tres meses estuviera bien. Estábamos dispuestos a todo, lo que venía, venía no más. No me importaba si fuera hombre o mujer, lo más importante es que fuera sano de cabeza. Si le faltaba algo, si tuviera una manito media rara, eso se arregla, se aprende a vivir con eso, pero una cabecita que no viene bien da más trabajo, es más complicado.

¿El último embarazo lo describes como normal?

Algo. Lo malo es que con la Zoe, el Jimmy no quiso que contáramos antes de los tres meses. Y justo por primera vez me sentí pésimo, tenía náuseas, estaba fatigada. Además estuve todo el verano sola porque él estaba de gira, trabajaba los fines de semana. Me sentí mal cuatro meses y no podía decirle a nadie lo que sentía. Con todo esto me sicopatié más, tenía más ideas en la cabeza de lo que podía pasar. Cuando vi que todo estaba bien, me relajé. Además tenía 42 años y todos te dicen que pasan cosas malas.

¿Y el parto?

Fue cesárea, pero muy diferente. Antes con la cesárea no te hacían mucho apego, se lo llevaban una hora para dejarte tranquila. Al Kai se lo llevaron tres horas por un problema que tenía, en cambio con la Zoe, como uno sabe más, le pedí a mi matrona apego inmediato, que la dejaran conmigo. La vistieron y la pusieron en la pechuga mientras me cosían. Ella se agarró altiro de la pechuga, muy apegada y muy mamona. Todavía toma pechuga libre demanda.

¿Querías tener 3 niños?

¡No! Primero pensamos en tener uno, porque la situación no estaba para traer más niños al mundo (ríe). Cuando el Lou tenía un año sentimos que era bueno que tuviera un hermano. Ahí dijimos ‘estamos listos’. Con los años empezamos hablar que son tan ricos los niños, pero pucha el tema de la plata… Y apareció la Zoe.

¡Media planeada entonces!

Muy deseada, dejamos la puerta abierta porque lo queríamos, y pasó. El único tema era la plata. Teníamos rabia porque los dos queríamos tener más hijos y nos cuestionábamos por qué no podíamos por los gastos que involucran…
Es un gran tema. Ahora muchos optan por tener uno porque los colegios “normales” tienen mensualidades altísimas

Hay que intentar hacerlo. Cuando hablaba con amigos les decía que si no les puedo pagar un colegio como esos, los meteré a uno municipal. Me decían que estaba loca, aunque sé que algunos son buenos colegios. Claro, en los más caros uno paga la educación, pero también pagas el pituto de los compañeros, el círculo con el que se rodeará. Podrá acceder a otros lugares, cargos, otros barrios… Así es la cosa aquí. Me da lo mismo. Yo ya tengo mi círculo y conozco a la gente que necesito y quiero. Aparte conocerán otra gente en su vida también. Si un día no puedo, no puedo no más y ellos tendrán que entender. Ahora la prioridad es tener un establecimiento cerca de la casa. Nos gusta la buena educación, pero no la ultra cara. No voy a jugar ese juego. En ese sentido, me parece importante de quién se rodea la familia. Esos son los valores que quiero que conozcan, que tengan. No sé si lo hacemos mal o bien, pero tenemos esa convicción.

 

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