Amistades negativas: romper el lazo por tu propia salud mental

Recuerdo que cuando era niña, mis padres solían recalcar la importancia de tener buenos amigos en la vida; personas que te van a apoyar en los buenos y malos momentos, que serán parte de tu historia y de lo que eres.

También recuerdo que me advertían sobre aquellas personas que “eran mala influencia”, esos amigos que quizás no me iban a hacer bien o que a largo plazo, me podrían dañar con su forma de ser o actitudes.

Aún así, a los niños les gusta averiguar las cosas por sí mismos, pero ahora que soy adulta, puedo entender esas advertencias. La inocencia viene de la mano con la confianza y las buenas intenciones, y los niños siempre esperarán que los demás sean buenos.

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Cuando uno crece, la inocencia ya no predomina como en la niñez y los adultos sí pueden identificar cuando una persona no les hace bien o cuando es mejor alejarse.

Es muy doloroso darse cuenta de que esa amiga que fue tu compañera cuando eras adolescente, ya no es una persona positiva para ti. A medida que vamos madurando, podemos ver con más claridad y somos capaces de reconocer lo que nos está dañando.

Las amistades negativas pueden afectar tremendamente tu autoestima; si pasas tiempo con una persona que recalca tus defectos constantemente, que se compara contigo y con los demás, o que no acepta tu personalidad, será mejor que des un paso al costado.

Aunque el cariño a veces nubla todas esas sensaciones, en realidad nos da terror darnos cuenta de que ya no tenemos nada en común con esa mujer que alguna vez fue nuestra mejor amiga.

Si sabes que no te está haciendo bien, es hora de replantearte tus amistades y valorar aquellas que están contigo porque te quieren tal y como eres.